Las campañas electorales que están por concluir en el Estado de México han dejado una gran lección. Quien es dueño del balón, tiene una ventaja de ganar el partido. El PRI, como partido en el poder, tiene frente a sí recursos económicos, políticos y humanos inconmensurables, que lo hacen ganador en automático. La democracia clientelar que privilegiamos en el Estado de México, y que seguramente celebrarán los priístas el domingo próximo, no sólo es preocupante, es lamentable y dañina para todos.
El peor escenario, es que PAN y PRD se quejan de esa circunstancia, pero cuando tienen el poder en sus manos, también utilizan el aparato del Estado para retener el gobierno. El escenario pues, es desalentador. El problema no es Eruviel, ni Bravo Mena, ni Encinas, sino un sistema que lo corrompe todo. La reinvención del país no sólo es necesaria sino urgente, pero los costos políticos, y sobre todo los electorales, no permiten romper con las canonjías de los poderes formales y fácticos, en el país y en el Estado de México.
La clase política está inmersa en una dinámica corruptible y corruptora. Los discursos son eso, simples palabras. En los hechos, todos apuestan al clientelismo, a detentar el poder con cambios cosméticos. El populismo se extiende en las plataformas políticas de la derecha, la izquierda y el desacreditado centro. Las migajas asistenciales que prometen con cambiar realidades, abatir la pobreza y disminuir las desigualdades. La entrega de utilitarios que promueve y moviliza el voto. El sufragio cooptado, y no reflexionado.
……………………..
El priísmo ha dejado correr la versión, de que Alejandro Encinas convocará a tomar el Periférico –la parte del Estado de México- y Paseo Tollocan, para protestar por los resultados electorales del domingo, que favorecerán –adelantan- a Eruviel Ávila Villegas. La intentona, es rememorar la acción postelectoral de mayor costo político para el PRD –como lo fue el plantón en Reforma-, y revertir con eso las preferencias electorales que se manifiestan a favor del ex jefe de gobierno del Distrito Federal.
Si alguien aprendió de esa mala decisión fue Alejandro Encinas –que ha asumido el costo política de esa decisión de su jefe político López Obrador-. Y por ello, el PRD podría convocar a una movilización social, que ponga en evidencia las circunstancias en que se desarrolló la elección, y los motivos de la derrota electoral. Pero no cabe en esos escenarios bloquear vialidades, y echar a la basura el segundo lugar electoral que tanto han buscado en estos comicios, y que tanto trabajo les ha costado conseguir.
Otro aspecto adicional, es considerar que en el plantón de Reforma convocado por López Obrador se contaba precisamente con la complicidad de Alejandro Encinas –que era uno más de sus empleados-. Quienes advierten el plantón en Tollocan para el próximo lunes, debieran traer a la memoria que en el Estado de México la protesta social se criminaliza, y si no lo recuerdan, pues ahí está Atenco, uno de los expedientes oscuros de Peña Nieto.