Es una farsa que las campañas electorales del Estado de México comiencen hasta el 24 de mayo. Candidatos a alcaldes y diputados locales ya recorren el territorio estatal, ajustan a sus equipos de campaña, supervisan los trabajos de la estructura, y aceitan la maquinaria que promoverá el voto. De forma velada, asisten a los eventos de diputados federales y senadores, se dejan ver, apapachar y se promueven. El Instituto Electoral queda como el remedo de un árbitro, se encuentra atado de manos y es acomodaticio a los intereses de los partidos políticos.
En las campañas federales les aqueja una preocupación. El despliegue de propaganda electoral del proceso local, acabará por desplazar al proselitismo de candidatos a diputados federales y senadores. Lo que no hagan en los próximos diez días de campaña, será insuficiente, porque los comicios que representan mayor interés será la elección de alcaldes. A esa circunstancia, se suma la insuficiencia de recursos financieros que les aqueja a quienes buscan un lugar en San Lázaro y en la Cámara Alta.
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Desde hoy, se puede vaticinar que PAN y PRD se declararán en ganadores de la elección de julio en el Estado de México. A pesar de una inequitativa contienda, lo que ellos ganen –por escaso que sea- parece garantizado que será un resultado mejor al obtenido hace tres años, cuando el PRI impuso el regreso de los carros completos. En contraparte, al interior del priísmo ya se buscan chivos expiatorios que asuman los costos políticos de las posibles derrotas de la elección. Las fracturas son profundas en algunos municipios.
Superar los tres millones de votos que obtuvo Eruviel Ávila para la elección de Enrique Peña, parece un reto abrumador, y posiblemente insostenible ante un gabinete de partido inexperto, sobrado y precario. Lo que no cabe duda, es que ganen los comicios estatales, porque la oposición parece juega a perder. Andrés Manuel visita el Estado, pero con una izquierda sumamente dividida; mientras que Josefina parece ya dar por perdido la entidad mexiquense, donde escasamente se aparece, y con una convocatoria pobrísima.
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Un nuevo spot prepara Andrés Manuel López Obrador, el cual promete sacar ámpula entre los priístas. El promocional del perredista exhibe el repudio de estudiantes de la Ibero en la visita de Enrique Peña Nieto en esa Universidad. En contraste, el video difunde el cálido recibimiento que dieron los mismos alumnos al ex jefe de gobierno capitalino. Eso sin duda, será la pauta suficiente, para que los cercanos al mexiquense mantengan la teoría del complot que le achacan al tabasqueño.
Lo cierto es que a través de redes sociales, muchos alumnos que participaron en las expresiones de rechazo de Enrique Peña, han sido amenazados por esa actitud subversiva en el evento del priísta. Inadmisible resulta que desde el anonimato se atente contra la integridad de alumnos que valientemente se presentaron en un video, producido por ellos mismos, para rechazar que no son “porros”, ni mucho menos “acarreados” como lo insinuaron Pedro Joaquín Coldwell, Emilio Gamboa y Arturo Escobar.