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OFF THE RÉCORD

alfredoAlfredo del Mazo Maza y Ricardo Aguilar Castillo ocuparán los primeros lugares de las diputaciones plurinominales del PRI por la Quinta Circunscripción que incluye al Estado de México. Los dos ex aspirantes a la gubernatura mexiquense podrían ser los grandes interlocutores de Peña Nieto en caso de concretarse su proyecto presidencial. El alcalde de Huixquilucan y el ex dirigente estatal del PRI entrarían a San Lázaro sin la necesidad de ensuciarse los pies, de manera directa y sin hacer campaña. Es por ello, que cuando Peña Nieto propone en su plataforma política eliminar a 100 plurinominales a partir de la Legislatura que se elija en 2015, los sectores más duros del partido se oponen, porque con ello renunciarían a las canonjías y los beneficios que aún otorga el régimen presidencialista que el PRI construyó.

 

En contraparte, los propios priístas reconocen que la caballada está muy flaca, cuando revisan la lista de precandidatos a diputados federales del PRI. Pocos de ellos, sostienen, tienen el perfil para convertirse en el operador político clave de Peña Nieto en San Lázaro. Contados con los dedos de la mano son los perfiles que podrían ocupar la presidencia de una comisión legislativa, salvo los casos de José Manzur -por haber sido coordinador de los locales-; Laura Barrera por su experiencia en el sector Turismo; María Elena Barrera Tapia -por su cercanía con Peña Nieto-; y no hay más. El resto va en búsqueda de la mayoría aplastante en la Legislatura Federal, pero para ser uno más de los 500 legisladores federales, y no los grandes interlocutores en la Cámara de Diputados. Los «levantadedos» abundan y a veces resultan muy necesarios.

 

Por otro lado, pese a que la precampaña por el Senado de la República ya está en marcha, muy poco se sabe de las actividades que realiza Ana Lilia Herrera Anzaldo al interior de su partido, para ganarse la confianza del electorado. La militancia la conoce, pero no es suficiente para convencerle de su voto, y la presencia de la ex alcaldesa de Metepec no ha sido tan difundida como se debiera para un cargo de esa importancia. El cambio de planes para que el compañero de fórmula de Ana Lilia sea Juan José Guerra Abud, y no Alejandro Agundis, parece ser otro factor externo que ha minado las expectativas en la precampaña de Herrera.

 

No resulta una buena señal para el PRI, que los columnistas identificados con Televisa, como Ciro Gómez Leyva, Carlos Marín, Carlos Loret de Molta y Joaquín López Doriga hayan mostrado sus cartas tan pronto, para plegarse de inmediato a la candidatura de la panista Josefina Vázquez Mota, a escasas de horas de haberse oficializado su triunfo en la contienda interna de su partido. Los costales de dinero que destinó Enrique Peña Nieto durante los últimos seis años a su promoción personal en medios como Televisa, Radio Fórmula y Milenio, parecen insuficientes frente a las presiones que ha comenzado a ejercer el gobierno, para que los llamados «líderes de opinión» llenen de atributos a la candidata del calderonismo en la sucesión presidencial que nos ha alcanzado, y que parece urgente cerrar a dos contendientes.

 

A la par del llamado de Vázquez Mota para hacer notar que el enemigo a vencer se llama Enrique Peña Nieto, con la omisión intencionada de marginar de la competencia a Andrés Manuel López Obrador, los medios de comunicación parecen ir en la misma sintonía, y demostrar a partir de encuestas, opiniones de expertos, concurrencia en mítines, y otros subterfugios electorales, cerrar la contienda a dos opciones únicas: PAN y PRI. La decisión es producto en principio de un mandato desde Los Pinos, en segundo lugar por convenir así a los intereses particulares de los grandes consorcios mediáticos, y tercero, porque una contienda cerrada a dos opciones, es más vendible y rentable en términos informativos, que un triunfo cantado del puntero en las encuestas. La historia de 2006, de polarizar a las opciones políticas se repetirá inevitablemente.

 

A decir verdad, la posibilidad de que la competencia electoral se cierre a dos opciones no es lo más conveniente para la prospectiva política de Peña Nieto. En el Estado de México, el priísmo apostó porque que la lucha real de la elección fuera quien se disputaba el segundo lugar, mientras Eruviel Ávila Villegas estaba a años luz de distancia. Una mimesis de lo que ocurrió hace un año en la entidad es el mejor escenario para Peña y los suyos. El bipartidismo -como posibilidad- pondría en serio riesgo el triunfo electoral, y muestra de ello son las alianzas opositoras que vencieron al PRI en Sinaloa, Oaxaca y Puebla. Fue esa amenaza la que hizo a Eruviel Ávila candidato del PRI a la gubernatura mexiquense, y es esa nueva circunstancia la que les quita el sueño a más de uno en el war room del ex gobernador de la entidad.

 

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