El ejercicio del poder de Eruviel Ávila se ha comenzado a sentir. Su primer gran reto se dará el año entrante, durante las elecciones de 2012, con la renovación de 125 alcaldías y 45 diputaciones locales. Si iguala el número de votos conseguidos por el PRI en los comicios de este año, podría asegurar el carro completo. Su operación política y la de sus colaboradores cercanos será pieza clave para retener bastiones electorales como Ecatepec, Nezahualcóyotl, Toluca, Naucalpan y Tlalnepantla, que por su población representan un nicho clave dentro de los comicios del año entrante.
En las reglas no escritas del poder político, hay cuatro posiciones que definen en mucho la operación política de una elección en el Estado de México: La secretaría general de gobierno en manos de Ernesto Nemer Álvarez; la subsecretaría general con Efrén Rojas Dávila -ambos del mismo grupo político-; la secretaría particular con Erasto Martínez -muy cercano a Eruviel Ávila- y la presidencia del partido, que dirige Raúl Domínguez Rex. Esos cuatro lugares serán claves en la definición de candidaturas, compra de conciencias, movilización electoral, y todo lo que se requiera para fines político – electorales.
El reto no es menor. En esos tan esperados comicios, resulta muy probable la candidatura presidencial de Enrique Peña Nieto, que tendrá en el Estado de México una base de votos clave para solventar su aspiración. si la elección saliera bien, se daría amplio crédito a sus operadores personales. Pero si las circunstancias se complicaran, se daría como responsables al gobernador Eruviel Ávila y su círculo cercano. La madre de todas las batallas tendrá como escenario el Estado de México por contar con el padrón electoral, más robusto y variable del país, sitio donde en 2000 ganó el panista Vicente Fox; y en 2006 el perredista López Obrador.
La experiencia electoral de Eruviel y su equipo, puede no gustar en sus formas, pero presume su alta eficiencia. En un par de ocasiones, ganó la alcaldía de Ecatepec, y en ambas en manos de la oposición. Fue diputado local en un par de veces, y en un caso inesperado para muchos se impuso en la contienda interna priísta, contra todos los pronósticos que apostaban por Alfredo del Mazo, Luis Videgaray, Ernesto Nemer y Ricardo Aguilar. La elección constitucional para gobernador, simplemente fue un día de campo para la maquinaria electoral priísta, y una oposición reducida en sus intentos de impacto electoral.
En la oposición, van por el intento de afianzar una alianza electoral que les permita recuperar sus bastiones. Por ejemplo, formalizar coaliciones en Ecatepec, Nezahualcóyotl, Texcoco y Chalco, cuyo candidato sería perredista con base en su fortaleza electoral en la zona; mientras que bajo las mismas siglas, el panismo tendría oportunidad de abanderar candidaturas en Naucalpan, Tlalnepantla, Naucalpan y Cuautitlán Izcalli. El reto parece abrumador frente a lo que podría significar un efecto «Peña Nieto» en la entidad, por simples lazos identitarios, y sumar a eso la operación electoral dispuesta para esos fines.
A esa realidad, hay que agregarle la muy probable redistritación electoral. eso será fundamental porque obligará a un rediseño electoral para todos los partidos políticos. Y donde el Instituto Electoral tiene un amplio margen de maniobra, en cuya correlación de fuerzas responde a los intereses del priísmo, por causa de las cuotas que privan en la designación de los consejeros que forman el IEEM.
