Existe un temor fundado de que venga desde el gobierno Federal un golpe letal a la campaña priísta. Ha sido por demás insistente, el asunto que se refiere al financiamiento de la campaña electoral, que ya hasta abordó el aspirante presidencial Ernesto Cordero. Desde hace tiempo se sabe que, la Secretaría de Hacienda puede ser una especie de policía financiera, que cuenta con información privilegiada para hundir el barco, cuyo capitán no es precisamente Eruviel Ávila sino Enrique Peña Nieto.
Aunque el verdadero temor del priísmo para la elección de julio próximo no son las encuetas, ni tampoco el trabajo político que trae consigo la oposición. Lo que tiene en una constante evaluación al equipo de Eruviel Ávila Villegas es evitar la simulación de sus operadores políticos. Es decir, que la maquinaria electoral del tricolor funcione oportunamente el día de la jornada electoral, ya que no es suficiente con los numerosos eventos de Eruviel, sino que salgan a votar el 3 de julio.
La consignación de poco más de una docena de policías municipales de Huixquilucan relacionados con el crimen organizado, quiere dar pistas de por qué Alfredo del Mazo Maza no fue el favorecido de la nominación priísta a la gubernatura mexiquense. Aunque también se debe entender para quién juega el procurador Alfredo Castillo, cuyo mandamás es el secretario del Agua, David Korenfeld, quien intentó hacerse de la candidatura priísta a base de desplegados en el periódico Reforma, pero al verse rebasado por su circunstancia prefirió apoyar a Eruviel Ávila.
En el equipo de Alejandro Encinas se ve la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio. Ayer se presentó ante la contraloría estatal para denunciar a Rogelio Cortés, por presuntos actos de corrupción, pero a nadie se le olvida que fue en la oficina del hoy abanderado perredista, donde se escondió el diputado Julio César Godoy Toscano antes de tomar protesta para ampararse en el fuero constitucional, al saberse perseguido por la justicia federal por sus posibles vínculos con el narcotráfico.
Lo cierto es que de la denuncia ante la contraloría nada sucederá. Alejandro Hinojosa, recién designado contralor estatal, responde al grupo político de Luis Videgaray Caso. Forma parte de la tecnocracia política que ha tomado por asalto al Estado de México desde hace seis años. Hoy, Videgaray Caso convertido en dirigente estatal del PRI, y coordinador de campaña de Eruviel Ávila, operará lo suficiente para exonerar a Rogelio Cortés, quien ya aparece inventariado en las oficinas de la Policía Estatal, y donde acumula un sinfín de denuncias sin que nadie, ni nada lo inmute.
Luis Felipe Bravo Mena ha retomado el discurso de la inequidad. Insiste en que no declinará, y que quiere hacer de su campaña electoral un movimiento cívico. El problema de fondo, es que la falta de legitimidad de su jefe político Felipe Calderón, no le alcanza para tener un nicho electoral que conecte con su discurso o su plataforma electoral. Entre los panistas ya se empieza a sentir desesperación, porque en las encuestas Bravo Mena adolece del mal del cangrejo, y cada día que pasa aparece más atrás, y más atrás de sus competidores.