El libro que marcó el fin de semana es el de Los Suspirantes, coordinado por Jorge Zepeda Patterson, que en el listado de mexiquenses no sólo hace referencia a Enrique Peña Nieto, como el más adelantado de las encuestas presidenciales. En los avatares de la política nacional, hay otros mexiquenses, que sin aspirar a Los Pinos, son parte relevante de esta edición.
En el apartado que hace referencia a Ernesto Cordero, secretario de Hacienda, surgen dos nombres que compartieron el aula con el también aspirante panista presidencial. Se trata de Luis Videgaray Caso y Raúl Murrieta -ambos secretarios de Finanzas de Peña Nieto-, a quienes en su conjunto se define como “pragmáticos, sabe más de tecnología que de historia”; (donde) “para algunas cosas pesa ser el ser itamistas que el partido que representan”.
La tecnocracia mexiquense, que hoy domina y decide sobre el presupuesto público del estado más poblado del país. Y que desde hace poco más de un mes, dirige al PRI en el Estado de México. Es muestra fiel de que el ITAM forma economistas, extremadamente técnicos, pero con aspiraciones políticas robustas. Hoy, Videgaray, guste o no su forma de hacer política, podría ser considerado el segundo hombre en importancia en la campaña de Eruviel Ávila, tan sólo detrás del candidato.
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El saldo final del debate sostenido entre los candidatos a gobernador del Estado de México fue una pérdida real de cuatro puntos en la intención del voto de Eruviel Ávila Villegas. El efecto dominó llevó a este resultado. Aunque sea mínimo el porcentaje que ve este tipo de contenidos televisivos, quienes si se informan son pequeños líderes de opinión en su entorno familiar, laboral y de amigos, en cuya conclusión el candidato priísta perdió, y cayó en la guerra verbal.
En el equipo de Bravo Mena las cosas parecen no componerse. En sus eventos, la concurrencia es escasa. Es un candidato que no prende, y que se quedó en la imagen opositora de los noventas. Hoy veinte años después, los electores parecen tener otro perfil, y buscar aspectos de identificación, que hasta ahora no ha logrado conectar Bravo Mena en su campaña electoral.
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La familia Hank logró su objetivo. Los Xolos de Tijuana ya son un equipo de Primera División. Cuando el principal discurso de Bravo Mena y Alejandro Encinas se centra en separar los negocios al amparo del poder, y ejemplifican a los Hank como emblemas del tráfico de influencias, el fútbol le ha dado un plus a los herederos del profesor Carlos Hank González.
Y en más temas de fútbol, Alejandro Encinas, candidato de la alianza Unidos podemos más, denunció que por instrucciones de Felipe Calderón, se le prohibió la instalación de propaganda en el partido final de ayer entre UNAM y Morelia. De confirmarse la especie, queda claro que para el panismo la elección del Estado de México sigue en las prioridades electorales, aunque sea por arrebatar el segundo lugar de las preferencias de los votantes.
