El gran perdedor del debate entre candidatos a gobernador del Estado de México resultó ser el actual mandatario Enrique Peña Nieto. Pese a ser uno de sus clientes favoritos, ayer Televisapuso de manifiesto los grandes problemas que aquejan a la entidad: corrupción e inseguridad. La conductora Denisse Maerker volvió al abordaje sobre Arturo Montiel y su enriquecimiento al amparo del poder. Apareció en pantalla, toda la realidad que los noticieros y spots ocultan sobre lo que día a día padece el Estado de México, y que va más allá del famoso señor del cerrito.
A Eruviel Ávila se le vio como un candidato titubeante. Evasivo en algunas interrogantes que le lanzaron tanto sus adversarios como la propia Maerker. A cada embate que le lanzó Bravo Mena sobre el priísmo que impera en la entidad; Eruviel se olvidó de contestarle con una propuesta. Se lanzó a la yugular del gobierno federal y cayó en el juego de la descalificación. Y cuando trataba de salvar el barco, argumentando que la inseguridad es un problema que no distingue niveles de gobierno, se presentó el demoledor video de Rogelio Cortés, justificando la extorsión policíaca.
El panista Bravo Mena, sacó el discurso noventero de la oposición. Culpó al priísmo septuagenario de todos los males del Estado de México. Sin mucho convencimiento, y con una credibilidad debilitada por el desgaste que significa el ejercicio del poder, Bravo Mena busca por todos los medios amainar la ventaja de Eruviel Ávila en las encuestas, aunque el beneficiado no sea necesariamente su partido, y a final de cuentas la estrategia sea para beneficio de Encinas.
El perredista, acusado hasta ayer por su falta de residencia en la entidad, se mostró mesurado. Le demostró a Televisa, que al igual que Ebrard, puede ser una voz de izquierda moderada, aceptable y digerible para la televisora. Pese a su cercanía con López Obrador, dejó a un lado radicalismos, y puso de manifiesto que su experiencia de gobierno en el Distrito Federal le da elementos para querer gobernar a partir de septiembre el Estado de México. Arremetió y duro en contra del Grupo Atlacomulco, con lo que cerró la pinza de ataques que ya había iniciado Bravo Mena.
El grupo de asesores de Eruviel Ávila, en secreto, está convencido que la mejor estrategia para el abanderado priísta es no salir a más debates. Lo que hoy representa una ventaja de casi 25 puntos se pudiera desplomar con intervenciones como las de ayer. Aunque en público tratan de hacer creer que ganaron el debate, lo cierto es que el nerviosismo del que fue presa Eruviel en el debate es tan inocultable como sus espectaculares en Paseo de la Reforma.
Para quien no le había quedado claro, Televisa es un negocio, y es cierto, no vende sus líneas editoriales, sólo las maneja a conveniencia, y al antojo de sus clientes potenciales. Tal y como ocurrió hace seis años, cuando destronó a Arturo Montiel, hoy la televisora de Chapultepec valora la candidatura de Peña Nieto. El hecho de que se hayan destinado en los últimos seis años cantidades millonarias para su promoción personal, no lo hace de ninguna manera un personaje inmune. Esa vacuna no existe cuando se trata de defender los intereses del poder fáctico.
Quien piense que esta elección ya está cocinada, se equivoca rotundamente. La guerra sucia apenas comienza. El morbo de los mexiquenses se frota las manos por conocer componendas y arreglos turbios que se negocian vía telefónica como en Guerrero. O documentos que acrediten o desacrediten a alguno de los candidatos por la gubernatura. Los sistemas de inteligencia federal y estatal trabajan horas extras por encontrar una probanza de lo sucio que es la política, y a partir de ese argumento arrebatar el poder de la entidad más poblada del país.