El día de la madre fue uno de los últimos pretextos para el subterfugio electoral que acostumbra el Gobierno del Estado de México. A lo largo de las 45 regiones en que se ha dividido la entidad para la entrega de apoyos sociales, y que coincide con el mismo número de distritos electorales, se rifan enseres domésticos, se entregan monederos electrónicos, y demás acciones de coacción del voto. La elección de Estado que denuncia la oposición es tan evidente como insultante.
El cuadro lo completa la marea roja que inunda cada evento. El templete rojo, la vestimenta roja, y un sinfín de elementos que no dejan duda de que los beneficiados del asistencialismo son militantes o simpatizantes del priísmo mexiquense. Las credenciales de elector que circulan, y son la herramienta para acceder a las rifas, son la herramienta fundamental para movilizar el voto el próximo 3 de julio. La intención del voto a favor de Eruviel Ávila es creíble, y con la maquinaria electoral que se tiene funcionando no es muy comprensible.
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El proselitismo velado emprendido desde el gobierno de Peña Nieto tiene su última oportunidad pública con motivo del Día del Maestro. Aunque el festejo es hasta el domingo, el mandatario prevé antes de que concluya la semana, mostrar el músculo del magisterio –tanto estatal como federalizado- a favor del PRI. Uno de los regalos que ya alista Enrique Peña es dar como día de descanso el lunes 16 de mayo a todos los profesores del nivel básico. Será un puente electorero.
Aunque no todos los maestros podrán irse de paseo. El lunes, aunque no se trabaja, muchos profesores serán obligados a asistir al arranque de campaña de Eruviel Ávila en la Plaza de los Mártires. Con pase de lista para los profesores que resulten convocados, el magisterio dará muestras de su movilización electoral. Cuando las campañas apenas están por iniciarse, parece que el partido en el gobierno ya arranca en esa carrera con algunos kilómetros de ventaja.
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Al gobernador Enrique Peña no le inquieta tanto el arranque de las campañas. Tiene el pulso de la elección, y sabe que sólo una catástrofe o un escándalo de dimensiones inconmensurables lo llevarían a entregar el poder a la oposición. Sus preocupaciones se centran en la latente posibilidad de que la semana entrante se lleve a cabo un periodo extraordinario de sesiones en San Lázaro donde se pretende aprobar la reforma política que contempla las candidaturas ciudadanas, e incluso cuestiones de reelección para diputados y alcaldes.
El mandatario mexiquense cabildea y fuerte, para insertar la cláusula de gobernabilidad, que le permita al futuro Presidente de México, tener un control absoluto del Poder Legislativo. Si la propuesta peñista fuera avalada por la Cámara de Diputados Federal, la minuta debería regresar al Senado de la República, donde enfrentará el rechazo tajante de Manlio Fabio Beltrones. El ex gobernador de Sonora, que se erige como el autor de la reforma política, no quiere ningún tufillo de empuje legislativo que huela a Atlacomulco. Y dicen que la fractura, es un mito urbano.