Alejandro Encinas ya cuenta con su credencial de elector, y una constancia domiciliaria de Texcoco, documentos que presentará el próximo domingo para solicitar su registro como candidato a gobernador. Aunque ninguno de los dos documentos registra el tiempo de residencia de Encinas en el Estado de México, ese dato quedará en la ambigüedad que ofrece la ley electoral, y su aval como candidato en la discrecionalidad de los consejeros electorales.
Pero aún y con todos los señalamientos, los consejeros electorales darán luz verde a su candidatura. Negársela, dicen, sería victimizarlo como ocurrió con su tutor López Obrador en el proceso de desafuero en 2005. Además de que el priísmo, confiado en la victoria, también tiene veladoras encendidas para que Encinas quede en segundo lugar, y relegue al tercer sitio a Bravo Mena, con lo cual el panismo llegaría en la lona a la contienda presidencial de 2012. ¿Será?
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Ayer entre los panistas se vivió un pleito de convocatorias. Por un lado, el registro ante el IEEM de Luis Felipe Bravo Mena. Por otra parte, el cumpleaños de Édgar Olvera. El primero buscando el reflector de los medios, para contender por segunda ocasión por la gubernatura mexiquense. Logró concitar a Gustavo Madero, Josefina Vázquez Mota y José González Morfin. Mientras que el segundo, actual delegado de la Sedesol y candidato perdedor en Naucalpan, seguramente buscará en 2012 la revancha de recuperar ese municipio para el panismo, estuvo acompañado de María Elena Pérez de Tejada y Ulises Ramírez. Lo cierto, es que la unidad tampoco existe en el albiazul.
La conclusión: Bravo Mena cuenta con el respaldo absoluto de la Presidencia de la República. Pero no trae todas las canicas consigo entre la militancia mexiquense. Los grupos de poder, se encuentra enfrentados, quizá por lo desalentador de las encuestas. Otros dicen, que porque la designación del candidato se hizo al más puro estilo priísta del dedazo. Lo cierto, es que Bravo Mena deberá primero convencer a su partido de su candidatura, y a partir de ahí pensar en el proselitismo que inicia el próximo 16 de mayo en territorio mexiquense.
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Quien piense que las campañas electorales inician hasta el próximo 16 de mayo se equivoca. Basta con darse una vuelta a la sede estatal del PRI para ver la movilización de personal, reunión tras reunión, cónclave tras cónclave que diseña ya la estrategia de Eruviel Ávila. En el PRI saben que ganar la elección en el Estado de México no sólo es retener el poder, sino aspirar a la recuperación de Los Pinos. La aspiración de Enrique Peña para que siga viva depende del triunfo de julio.
A más de uno, no le cayó bien la decisión de nombrar a Ernesto Nemer como el responsable de la promoción del voto entre diputados federales y locales. El legislador local, identificado con el grupo libanés que detenta el poder, ha retomado un respiro luego de su fracaso por obtener la candidatura priísta a la gubernatura. Parece que la operación cicatriz con “los tolucos” muestra señales de curación. Aún falta en el equipo de Eruviel integrar al grupo político que identifica a Alfredo del Mazo Maza. E igual de importante, ganarse la simpatía de los exgobernadores.
