Ni son todos los que están, ni están todos los que son. Con ese refrán podría comenzar Enrique Peña Nieto el delineamiento de su gabinete presidencial. Y es que ni todos los cargos podrán ser para mexiquenses, ni todos los mexiquenses cuentan con el perfil para tener un cargo. Por ahora, muchos siguen haciendo méritos porristas y “porriles” a través de su cuenta de twitter para que el ex gobernador mexiquense no los olvide de su lista de posibilidades.
Por ahora, ha comenzado el “fuego amigo” para ir descartando perfiles. La guerra mediática será una constante de aquí y hasta diciembre. Quienes se integren al equipo de transición de Peña Nieto, y al grupo de las reformas estructurales ya podrán tener seguro un lugar en el “gabinetazo” del priísta, quien no le apuesta a los “head hunters” foxistas. Por el contrario, el desafío del mexiquense es integrar a los distintos grupos políticos del tricolor, para dar paso a las componendas.
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No es una decisión con malicia, pero el Tribunal Electoral le echará a perder el primer informe de gobierno a Eruviel Ávila Villegas. Resulta que la máxima sala del órgano jurisdiccional encargada de calificar la elección tiene como plazo fatal el 6 de septiembre y declarar muy probablemente a Enrique Peña Nieto como Presidente electo. Literalmente el Tribunal Electoral podría “matarle” la nota a Eruviel Ávila, en su primer informe de gobierno pactado para el 5 de septiembre.
Antes de que llegue a su primer informe de gobierno, muchos ya dan como un hecho que Eruviel Ávila prepara cambios en su gabinete donde se fortalecerá su grupo político. Una primera señal podría lanzarla el propio Peña Nieto en la integración de su equipo de transición y desactivar a funcionarios que permanecen en la estructura eruvielista. Muchos que hoy están en la banca, ya se frotan las manos, para integrarse ya sea al proyecto estatal, pero sobre todo al federal.
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En el escritorio de Eruviel Ávila está próxima una decisión fundamental para la primera mitad de su gobierno. Se trata de definir al próximo coordinador parlamentario del PRI en la Legislatura local. Lo cierto es que la “caballada” está muy flaca.
Si la decisión se inclina para el Valle de Toluca habrá que anotar los casos de Ignacio Pichardo Lechuga –hijo del ex gobernador mexiquense- y a Enrique Mendoza Velázquez –ex secretario de organización del PRI-. En contraparte, si la determinación favorece al Valle de México, habrá que anotar a Aarón Urbina Bedolla, quien va por su tercera legislatura, y que como candidato independiente ya encabezó en su momento la Gran Comisión.
La verdadera lucha del PRI estará en el reparto de las diputaciones plurinominales, pero no para su causa, sino de sus aliados del Partido Verde y Nueva Alianza, para posibilitar desde ahí una mayoría absoluta.
