Este viernes se estrena la película “Colosio El asesinato”. Muchos catalogan el largometraje como algo causal y no casual, en medio de la vertiginosa caída electoral de Enrique Peña Nieto. Parece que el filme sobre el magnicidio de Colosio da la puntilla del desbarranco. Aunque en la sinopsis de la película se aclara que no es un documental. Y sus creadores explican que es una historia de ficción, hay que dejar en claro que muchas veces la ficción se acerca demasiado a la verdad. Más parece la historia jamás contada, que podría traer consecuencias en las famosas encuestas.
Con personajes y hechos ficticios, la historia que se cuenta se parece mucho a la sospecha que ha permanecido en el imaginario colectivo, ante la incredulidad del asesinato solitario. La proximidad de las elecciones y la fecha del estreno parecen realizadas a petición de parte. En la memoria colectiva y con la andanada que se encuentra generando el movimiento #YoSoy132, habría que agregar la película sobre el homicidio de Colosio como ingrediente adicional de animadversión al candidato priísta que se declara puntero en las encuestas presidenciales.
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Quien está de lleno y muy metido en la campaña electoral de Enrique Peña Nieto, es el polémico ex dirigente estatal del PRI, Isidro Pastor Medrano. A pesar de los años aciagos y muy distanciados que tuvieron en su momento Peña y Pastor, el proyecto político y la profecía de Atlacomulco los ha unido de nuevo. Los operadores electorales de Isidro, probados de largo tiempo, ya están en el engranaje de la maquinaria electoral que busca regresar al PRI a Los Pinos. El Atlacomulco power echará toda la carne al asador para rescatar la ventaja electoral de Enrique. Ese es el plan.
No se debe perder la operación política del ex gobernador Arturo Montiel –que tiene varias velitas prendidas- o mejor dicho, candidatos en la antesala de la elección que no pueden perder, si desean tener futuro político. En los comicios de julio se juega todo, el proyecto presidencial, la gobernabilidad del estado, y la permanencia del grupo Atlacomulco como dominantes del Estado de México. Frente a ese escenario, es que debe entenderse la reconciliación entre Peña e Isidro Pastor, que ha regresado al redil en mejores condiciones que el hijo pródigo.
La rebeldía de militantes del Partido Verde Ecologista no debe echarse en saco roto. Su inconformidad a la imposición de candidaturas es una mera usurpación de militancia. Se sientes agraviados, y violentados en sus derechos políticos. Los dueños del PVEM han alquilado la franquicia del partido para el mejor postor, y quienes portan esa camiseta lo hacen si conocer siquiera los estatutos del Verde. Quizá el voto en contra de Peña Nieto no sea devastador, pero el riesgo real es que el partido pierda su registro frente a su falta de seriedad.
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Si de operadores electorales se trata, López Obrador trae consigo a la crema y nata del mapacherío. El delfín político Marcelo Ebrard –discípulo genuino de Manuel Camacho- ya vio de cerca y en sus posibilidades despachar desde Bucarelli a partir de diciembre. El eventual secretario de gobernación, ya prepara para el próximo lunes un concierto gratuito con Justin Bieber, ídolo de las adolescentes del país. El populismo en su máximo esplendor, pues ganar el Distrito Federal por una diferencia aplastante puede significarlo todo, incluido el triunfo presidencial.