Toluca, Edomex; 30 de
julio de 2025.- La gobernadora Delfina Gómez se reúne con mayor frecuencia con
los alcaldes del oriente del Estado de México, que con los integrantes de su
propio gabinete. La revisión, el seguimiento y la evaluación es constante. Los
alcaldes -todos morenistas- están resueltos en que el Plan Integral les ha
abierto una oportunidad inédita para tener recursos, pero sobre todo, una
gestión permanente con el gabinete federal. En términos políticos, sociales y
hasta electorales, su posición resulta inmejorable. Su capital político está
determinado a acrecentarse, si saben construir y tejer fino con sus bases.
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Los grandes reflectores
de las finanzas públicas en el gobierno estatal se concentran en la Oficialía
Mayor. Ahí donde despacha Trinidad Franco, quien hace un par de semanas anunció
el aumento salarial para el magisterio estatal -un gremio al que pertenece
junto a la gobernadora Delfina Gómez. Ayer, tocó turno para oficializar el
incremento de los burócratas de los tres poderes del estado. Es una posición de
mucho capital político y escaso desgaste público. Un encargo de reciente
creación en el sexenio, que ha causado mucho recelo.
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El conflicto uaemita pende
de un hilo. Cuando se da un paso al frente en vías de solución, algo fortuito
ocurre y se dan dos pasos atrás. Ayer se vivieron horas de tensión, por la
pretensión de desalojar al Enjambre Estudiantil. La solución parece estar cercana,
pero sin provocaciones ni injerencias sospechosas. Hay la sospecha de que, los
sujetos que ayer irrumpieron, pretendían sustraer documentación de la oficina
del exrector. Y vuelven las dudas, sobre el estado financiero e institucional
en que se encuentra la UAEMex. Porque una entrega – recepción completa y formal
ha sido imposible por el paro estudiantil.
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Vaya que se llevan
pesado en la Cuarta Transformación. Su pecho no es bodega, y en medio del
periodo vacacional, el fuego amigo es el más peligroso. Como muestra, un botón.
El mensaje lanzado en sus redes sociales por la diputada federal Mónica Álvarez
Nemer, quien escribió ayer martes: “Buenos días, México. Buenas tardes, Madrid.
Buenas noches, Beijing”. Parece un saludo con mucha jiribilla, dirigido a más
de uno de sus correligionarios morenistas, para que cuando lo lean, se ajuste
al huso horario que mejor les convenga.
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La clase política ha
rehuido a la acción de gobierno como método de su eficacia en el cargo público.
Hoy le apuesta a levantar encuestas sobre su popularidad. Sin embargo, la
encuestitis está tan devaluada, pero no falta a quien se le ocurra que, dentro
de poco, resultará en el senador o el diputado mejor evaluado y con mayor
aceptación entre sus electores. Y eso, no sólo es cuestionable, sino que
resulta poco creíble con aquellos legisladores que llegaron a sus curules por
la vía de la primera minoría o la representación proporcional.
