Toluca, Edomex; 30 de
junio de 2025.- Este fin de semana, comenzó el proceso de renovación en la
presidencia de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (Codhem).
No hay motivo alguno para pensar en la reelección de Myrna García salvo su
labor de relaciones públicas con la clase gobernante. Las componendas políticas
no son sinónimo de la defensa y protección de los derechos humanos. La
frivolidad de los últimos diez años en la Codhem deben ser motivo de reflexión y
de transformación en el actual sexenio delfinista.
Una de las altas
expectativas que puede tener un ciudadano, frente a un gobierno de izquierda
como el prometido por el régimen morenista, es la defensa progresista de sus
derechos humanos. El ombudsperson que se pueda elegir para el mes de agosto,
debe ser muestra de reavivar una oficina menospreciada por los últimos
gobernadores priístas. Un perfil que responda a la atención de los grupos vulnerables,
y no a premiar a los gobernantes para ganar el aplauso fácil y apostar a su
prevalencia como parte de una burocracia dorada.
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La intensidad de las
lluvias de las últimas semanas ha dejado varias lecciones. Una de la más
necesarias, tiene que ver con ampliar la infraestructura urbana del Valle de
Toluca. El drenaje pluvial para la quinta zona metropolitana más grande del
país es insuficiente, ya sea por el cambio climático y las llamadas lluvias
atípicas, o bien, por el crecimiento de su población y la insuficiencia de sus
sistemas de desagüe. Hay otro par de elementos que ocasionan las contingencias:
la acelerada deforestación de la región y el desordenado crecimiento urbano en zonas
susceptibles de todo riesgo.
Frente al primer mes de
la temporada de lluvias, un impacto secundario son los baches que se generan en
avenidas principales, calles secundarias y caminos rurales. Los gobiernos
municipales deberían tener, por ahora, no sólo un presupuesto asignado, sino un
mapeo con claridad de dónde se requiere una intervención urbana urgente. Es
ahí, donde los habitantes padecen la inacción de sus alcaldes, quienes ya
cumplen seis meses en su encargo.
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Ayer se conmemoró un
aniversario más del natalicio de Isidro Fabela, considerado el fundador del
Grupo Atlacomulco, cuyo círculo político dominó y gobernó el Estado de México
durante la segunda mitad del siglo veinte. Para los mandatarios priístas, era una
fecha propicia de recordar su núcleo político; y el origen de varias familias
que se encumbraron en el poder público. En el espectro actual, para la 4T, la
fecha apenas mereció una ceremonia encabezada por un puñado de burócratas y una
ofrenda floral, que pasó desapercibida.
No hubo presencia de la
gobernadora Delfina Gómez. Ni tampoco de otros exmandatarios priístas. Para
Cristina Ruiz -dirigente estatal del PRI- mucho menos mereció un recordatorio
en sus redes sociales. En el cajón del olvido se va quedando Isidro Fabela, y
en esencia, Atlacomulco, el otrora mítico grupo político que se encumbró en la
Presidencia de la República hace apenas dos sexenios. El mismo que entregó la
gubernatura estatal hace un par de años.