Toluca, Edomex. 27 de julio de 2015.- Enrique Peña Nieto regresó a la sede nacional del PRI para dar el espaldarazo a César Camacho Quiroz como futuro coordinador de los diputados federales del tricolor. Peña tendrá un interlocutor en San Lázaro de profunda confianza, amplia cercanía y lo más importante, otro mexiquense. El Grupo Atlacomulco lo acapara todo, y de esta forma, otro exgobernador mexiquense tomará el control de la negociación política en el Poder Legislativo.
Camacho ya fue diputado federal plurinominal en 2006, cuando presidió la comisión de justicia. Antes fue senador de la República por primera minoría, en el año 2000, cuando el PRI que hoy comanda perdió las elecciones presidenciales, incluida la contienda senatorial en el bastión mexiquense. En esta ocasión, tras los comicios de junio pasado y sin despeinarse, Camacho entró de nueva cuenta por la vía plurinominal.
La disputa que viene por el control del PRI será la que concentre el mayor interés en la sucesión presidencial de 2018. Aunque Peña Nieto insiste en que no es el momento de instalarse en la elección de ese año, está claro que el ungimiento del nuevo jefe político priísta será designado por el presidente de la República, y será un agente clave para la elección del candidato del PRI dentro de tres años. Beltrones, apuestan los conocedores, está fuera del escenario de Los Pinos y estará alejado del edificio de Insurgentes Norte.
Algunas apuestas se decantan por Enrique Martínez y Martínez. El exgobernador de Coahuila fue parte del Tucom, que se oponía a la candidatura presidencial de Roberto Madrazo y arropó a Arturo Montiel en el año 2005. El también secretario de Agricultura fue delegado del CEN del PRI en el Estado de México a lo largo del sexenio peñista. El trabajo partidista para Martínez está hecho a la medida. Peña lo ve bien como parte de su gabinete, una posición que necesita renovar y como enviado a la estructura del partido.
Otro de los afectos peñistas que pudiera saltar al PRI es Jesús Murillo Karam. El desgastado extitular de la PGR y hoy deslucido secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano fue delegado del PRI en el Estado de México durante la campaña de Enrique Peña por la gubernatura mexiquense. Ahí Murillo ganó su confianza, respeto y lealtad. Nada incierto puede ser que Murillo alcance la dirigencia nacional del PRI. Murillo pertenece en Hidalgo a la misma clase libanesa a la que representa Chuayffet en la entidad mexiquense.
Resulta extraña la frecuencia con la que Enrique Peña asiste a eventos priístas y se reúne con la nomenklatura, tras aquella sana distancia que inmortalizó al presidente Ernesto Zedillo. Contrario a su comportamiento político como mandatario mexiquense, tiempo en el que se ausentaba de los escenarios electorales de su tierra natal, hoy Peña está desatado, y de forma permanente expresa su lealtad al PRI. Para el atlacomulquense el partido parece una de sus prioridades, al que se entrega como protagonista televisivo. Lo que pasa o deja de pasar en el PRI, impacta invariablemente su ejercicio de gobierno.
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