Laura Rojas se ha convertido en la más aguerrida mexiquense, detractora del candidato presidencial Enrique Peña, quien a través de diversos recorridos por el territorio estatal intentará demostrar que los «famosos» compromisos del mexiquense fueron simples castillos en el aire, elefantes blancos o acciones inexistentes. Rojas ha puesto en marcha no sólo la guerra sucia contra Enrique, sino su propia campaña de posicionamiento rumbo al Senado.
Laura ingresó a la candidatura panista de la Cámara Alta en razón de la cuota de género, pero está convertida en uno de los principales artífices panistas para revertir la caída inevitable de la campaña de Josefina Vázquez Mota. Cercana al grupo de Bravo Mena, Rojas entiende que si quiere llegar al Senado no queda otro camino que el triunfo electoral en la tierra natal del puntero en las encuestas. Los misiles irán subiendo de tono para derribar a un candidato que parece, y se cree, invencible.
María Elena Barrera Tapia podrá comenzar su campaña electoral este jueves. Finalmente el IFE aprobó su registro como candidata al Senado. En los próximos días emprenderá el recorrido por los 125 municipios del estado, aunque junto con su compañera de fórmula, Ana Lilia Herrera, poco entiendan de legislar. Con el respaldo absoluto de Peña, Barrera desplazó a otros liderazgos, que le tiraban a esa candidatura.
En estricto sentido, Barrera Tapia fue inscrita como candidata del PVEM, por lo que de ganar seguirá la ruta Carlos Cadena – Miguel Sámano, para convertirse en legisladora por el Partido Verde que ha rentado su franquicia. Primero se anunció que Alejandro Agundis ocuparía esa posición, luego se inclinaron por Juan José Guerra Abud. Y Barrera Tapia fue quien finalmente alcanzó la nominación a partir del cumplimiento con la cuota de género.
A propósito de la lucha senatorial, el perredista Alejandro Encinas pretende llevar esa disputa al terreno de los debates. Sabe que en materia territorial la elección está perdida para su causa, como ya lo experimentó en los comicios de 2011. Sin embargo, llevar la competencia a un aspecto mediático, lo hace alejarse más de la posibilidad de alcanzar el segundo lugar y colarse a la curul senatorial por el principio de primera minoría, lo que sería una afrenta para Encinas, y López Obrador.
En el PRI ya son muchos los esqueletos en el closet. Inconformidades que brotan por doquier por la imposición de candidatos. Un día salen militantes exigiendo procesos democráticos, y el otro también. Raúl Domínguez y Fausto Muciño -con la política del avestruz- esconden la cabeza y desestiman un partido colapsado, que puede hacer del voto diferenciado una herramienta para llevar al fracaso al priismo en los comicios locales.
