Toluca, Edomex; 25 de
junio de 2025.- A pesar del discurso triunfalista que, por momentos atraviesa
la dirigencia estatal priísta hacia las elecciones de 2027, se debe asumir que
su mayor debilidad transita por la poca presencia en los gobiernos locales. A
la derrota de la gubernatura en 2023, se debe sumar los malos resultados
obtenidos en las elecciones de 2024 en donde perdió abrumadoramente a nivel
municipal. Eso en términos partidistas, se traduce en que actualmente no haya
más de 30 comités municipales funcionando a nivel estatal. Es ahí, donde
debería comenzar la reconstrucción del partido, porque es ahí donde articula
sus estructuras.
Hoy, la militancia del
PRI se desmorona, porque durante décadas su afinidad estuvo alimentada por
incentivos clientelares: ya fuera un encargo en el gobierno, una beca o una
despensa de sus programas sociales, o bien, otra serie de apoyos materiales a
través del programa de regionalización. A la distancia, sin el ejercicio de
gobierno, sus liderazgos buscan otras alternativas electorales -principalmente
Morena-, y eso se replica en sus bases electorales.
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Luz María Hernández,
podría pasar a la historia, como una dirigente de pocas luces y escaza
ascendencia política. Está por cumplir siete meses al frente de Morena en el
Estado de México, pero con muy pocas apariciones para asumir un papel protagónico
y necesariamente más activo. Mientras la oposición busca el desgaste del
partido en el poder -con una crítica contundente, un día sí y al otro también-,
la dirigencia morenista poco hace por defender las políticas públicas y los
programas sociales de sus gobiernos locales.
Los espacios que ella deja
vacíos, otros liderazgos morenistas se encargan de ocuparlos; o incluso, se ve
rebasado por las dirigencias de otros partidos, incluidos sus aliados electorales.
La autocrítica tampoco se da mucho en la acera morenista, y se nota en el
ejercicio del poder, ya sea público o partidista.
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Después de seis meses en
el ejercicio del poder, los alcaldes en funciones ya no pueden poner pretextos
para no dar resultados. A estas alturas, ya debieron superar las carencias de
recursos presupuestales que les heredaron, también ya fue suficiente para acelerar
la curva de aprendizaje de sus funcionarios, y por tiempos administrativos,
identificar cómo resolver lo esencial: los servicios públicos, la seguridad de
su municipio y las obras de infraestructura.
Para este momento se puede
reconocer cuáles alcaldes han resultado una absoluta decepción para sus votantes.
En muchos casos, se puede asumir que la alternancia electoral no fue solución
para todos sus males. Y en otros tantos, que han resultado tan malos, que sólo
han alimentado el escándalo en municipios como El Oro, Capulhuac y Tepotzotlán,
entre otros más. Esa es la realidad de los gobiernos municipales en el
territorio mexiquense.