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OFF THE RECORD 25-04-2025

Toluca, Edomex; 25 de abril de 2025.- Un lastimoso encono ha alcanzado la elección por la rectoría de la Universidad Autónoma del Estado de México. Sin lanzar arengas directas, a través de acusaciones implícitas, Eréndira Fierro y Patricia Zarza, quienes antes compartieron lugar en la mesa del gabinete universitario, hoy están enfrascadas en un conflicto electoral. Ambas salen perdiendo, frente a una contienda universitaria, que se ha confundido en campaña política. Ya sea por la “cargada” que se atribuye a una, o por la “guerra sucia” que se aduce del lado contrario. El resultado es vergonzoso.

 

Ambas, acusan una lucha intestina por parcelas de poder y financiamiento público. Ambas, se dicen víctimas de violencia política de género, pero también, de forma inconcebible, cometen la violencia de la que se duelen. De forma recurrente, se vinculan las aspiraciones de ambas, en una suerte de dependencia política masculina. El rector y exrectores como coprotagonistas de una elección que merecía ser histórica porque fuese democrática, pero lo está siendo por el nivel de descomposición que ha adquirido la competencia interna.

 

Al rector se le ha visto muy poco. Como árbitro de la Comisión Electoral ha estado ausente en reuniones que definen las condiciones de la auscultación cuantitativa. Dice estar abierto al diálogo con las seis aspirantes. Pero, a poco no era más aplaudible -y hasta necesario- que, en su calidad de rector, convocara a una reunión y llamar a la cordura de todas. En contraste, ha trascendido que, en las últimas semanas, sí se ha reunido -en privado- con solamente una de las aspirantes y parte de los consejeros universitarios. En la Comisión, sí hay representantes de todas las aspirantes, pero sólo tienen voz, y no tienen voto. Las mayorías aplastantes no son siempre democráticas.

 

El rector ha cancelado “por agenda” la ceremonia de entrega de reconocimientos por 25 y 30 años de servicio, la cual estaba agendada para el lunes 28 de abril, cuando está prevista la marcha de la asamblea universitaria. El mísil lanzado en los últimos días tenía calculado dar en la línea de flotación de la administración saliente. Falta ver si se logra el objetivo, que no sabotaje. Porque desde varios bandos, se han llevado pesado, y hoy en día, no se vale llorar.

 

Detrás de las seis aspirantes, sin excepción, hay proyectos que responden a intereses de grupo y a anhelos personales. Todos legítimos, pero también, todos con la tentación de cometer actos que rebasen las bases de la convocatoria. Unas, más que otras, han transgredido la civilidad universitaria y hasta la legalidad. Hoy, en redes sociales, la comunidad universitaria también se ha expresado sistemáticamente, porque la UAEMex no está para pleitos políticos. En esta suerte, quienes avanzan con mayor solidez en la recta final hacia el Consejo Universitario son quienes han decidido hacerse a un lado del encono, de la polarización y de la politización de la elección de rectora.

 

Por mucha autonomía atribuida a la UAEMex, grandes sectores universitarios esperan un pronunciamiento desde instancias oficiales -esas que se encargan de la educación o la gobernabilidad- que se vuelva un manotazo en el escritorio y no permitir más abusos y excesos que pongan en riesgo la normalidad de la vida académica de la institución. La bola de nieve creció demasiado.