Toluca, Edomex. 22 de febrero de 2017.- Los casos de corrupción de los gobernadores priístas de Veracruz, Quintana Roo y Chihuahua tendrán un impacto negativo en la elección del Estado de México. El precandidato único, Alfredo del Mazo cargará con esos esqueletos en su campaña electoral. Los fantasmas de enriquecimiento ilícito, desvío de recursos y corrupción política se cargarán a la esfera del priísmo mexiquense. Desde la oposición se avivan las fuerzas necesarias para desnudar a la clase gobernante y sus vínculos con los Duarte y los Borge.
A esa mala fama priísta, se suma la desaprobación presidencial que profundiza entre la percepción ciudadana. Las más recientes mediciones sobre la popularidad peñista lo posicionan en un 80 por ciento de reprobación. La gente está inconforme con su forma de gobernar. El gasolinazo, la situación económica, la depreciación del peso y la cruenta violencia lo tienen en una posición indefendible. En el fondo, se ve insorteable que Alfredo del Mazo pueda desmarcarse del peñismo, porque simplemente los lazos familiares y consanguíneos son inocultables, y en este momento irrenunciables.
El mayor lastre que enfrentará directamente el delmacismo es su relación con Grupo Higa de Juan Armando Hinojosa. El empresario tamaulipeco comenzó a hacer negocios en el Estado de México en el sexenio del padre del actual precandidato priísta. La línea de abundantes ganancias sería inexplicable sin el arropo de Gerardo Ruiz Esparza, el alfil político más obediente, leal y cercano a Del Mazo González. Desde las empresas constructoras de Juan Armando y el cobijo delmacista, Higa se erigió en un consorcio de influencia nacional.
La vertiginosa carrera de Alfredo sólo puede explicarse de dos formas: el empuje de su padre, el exgobernador Alfredo del Mazo; y el padrinazgo de su primo, Enrique Peña. En un tramo de doce años, Alfredo del Mazo Maza pasó de ser un mero director general del instituto del emprendedor, a secretario de turismo, alcalde de Huixquilucan, director general de Banobras, diputado federal, coordinador de los diputados mexiquenses, presidente de la comisión de presupuesto y candidato de facto a la gubernatura estatal. Casi tan ascendente como Peña durante el montielato.
A pesar de la alta competencia que advierten los priístas en la elección por delante, parecen estar diseñando la estrategia necesaria para perder. Enrique Jacob, el alcalde que entregó la alcaldía de Naucalpan al PAN y cuyo hijo ya perdió una elección es coordinador de campaña; una inexperta electoral como Alejandra del Moral se erige presidenta por decisión de la cancillería; los operadores electorales del eruvielismo arriban a fortalecer un candidato que aborrecen; y otra toma de decisiones que deben tener muy feliz… pero a la oposición.
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