Toluca, Edomex. 21 de julio de 2015.- Enrique Peña Nieto cumplió 49 años de edad. El mexiquense pasa por el momento más aciago de su carrera política. La fuga de El Chapo Guzmán no sólo representa la mayor afrenta Estado, sino también una burla en la prensa internacional por la vulnerabilidad del sistema carcelario mexicano. Las respuestas dadas hasta hoy por Peña Nieto resultan insuficientes, reducido en su gestión de crisis que parece nulo en el control de daños que sigue lacerando su credibilidad.
El atlacomulquense no tiene mucho que celebrar. Los últimos diez meses de su mandato han sido una pesadumbre que deberá enfrentar en el tercer informe de gobierno. No bastan los recursos discursivos si no van acompañados de acciones contundentes. El hartazgo social y la decepción de su gobierno han tocado la cima. Algunos esperan cambios al gabinete, otros confían en que la conducción de su gobierno retome la agenda pública de los temas de interés. Hasta ahora se advierte falta de control en el manejo de la agenda setting que se observa, escucha y lee en los medios.
Ayer, la imagen viral de Enrique Peña al ver caer su pastel de cumpleaños lo retratan de una sola pieza. El mandatario mexicano se advierte de reflejos lentos, y en un parangón de su ejercicio del poder, refleja un gran desconcierto por atemperar los efectos de esta crisis institucional. Sobran los argumentos pero se carece de las respuestas para atender los reclamos sociales y hasta diplomáticos por la evasión del narcotraficante. El peñismo aparece en solitario frente a un gabinete marginado y sin contención.
En la radio colombiana, como muestra de la mofa internacional, una parodia simuló ayer una entrevista con El Chapo Guzmán, visto como un simbolismo del crimen mexicano. En la supuesta entrevista, el narcotraficante se burlaba de las autoridades ante su inédita evasión de la cárcel federal. Los conductores del programa vespertino “El tren de la tarde” hicieron sarcasmo del túnel construido para la fuga, que ahora podría erigirse como atractivo turístico del país por encima de la belleza arquitectónica de Chichén Itzá.
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En la toma de decisiones de la próxima legislatura federal, el gobernador Eruviel Ávila buscará influir en la definición de del coordinador de los mexiquenses priístas en San Lázaro. Eruviel sigue construyendo las condiciones necesarias para tomar el control de la sucesión a la gubernatura en un par de años. La bancada del PRI mexiquense deberá también asumir un papel protagónico en las comisiones legislativas, para lo cual se alistan legisladores cercanas al peñismo como Alfredo del Mazo, Carolina Monroy y Martha Hilda González.
Otro factor de influencia en el que Eruviel está obligado a decidir será el eventual relevo de la dirigencia del PRI estatal. Quien pretende hacer pensar aspectos de cercanía entre Eruviel y Carlos Iriarte, sólo debe sopesar que Erasto Martínez fungió como un dirigente estatal del facto en las pasadas elecciones. La salida de Iriarte es obligada, en tanto que perdió su tierra natal y sobre la cual mantiene el control político. Además Eruviel buscará alguien cercano a sus afectos pero sobre todo a sus lealtades.
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