Emilio Chuayffet rendirá su segundo informe de actividades legislativas, en medio de un desgaste político lamentable. Como Presidente de la Mesa Directiva en San Lázaro ha mostrado su perfil autoritario. Ha conducido las sesiones de la Cámara de Diputados con severa rudeza, desde la verbal hasta la política. Se ha confrontado con legisladores de oposición, y hasta de su mismo partido político. Han sido los meses más largos desde su paso por la Secretaría de Gobernación, por la complicada operación política, donde en cada ataque que ha recibido, a tenido que apechugar, para evitar el desgaste de Enrique Peña Nieto, el proyecto presidencial del Grupo Atlacomulco.
De septiembre a la fecha, Chuayffet despierta con la misma pesadilla, que ha renacido en el ámbito judicial y que le han recriminado desde la tribuna legislativa de San Lázaro. Chuayffet no puede desprenderse de su responsabilidad en la matanza de Acteal. En las últimas semanas ha querido repartir culpas tanto a Liébano Sáenz como a Ernesto Zedillo, sin embargo, ellos están alejados de la escena pública. El ex gobernador mexiquense es el personaje más visible de aquella masacre que se mantiene activo en la política, cosa que no han olvidado, y se lo han recordado sistemáticamente panistas y perredistas, en cada ocasión que se vuelve posible.
La reforma política -mutilada por instrucción de Enrique Peña- fue la de mayor costo para Chuayffet y su grupo parlamentario. En más de una ocasión, debió abandonar su lugar como presidente de la Mesa Directiva, para debatir entre sus pares en su condición de diputado federal. El autoritarismo reflejado en el priísmo por su rechazo a la reelección legislativa y la revocación del mandato, fue materia dispuesta para los ataques a los priístas. Chuayffet forma parte de ese viejo régimen, y fue desde esa condición que fue denostado una y otra vez.
En el pleno de San Lázaro la investidura de ex gobernador de la que goza en el Estado de México es invisible. Chuayffet fue increpado en más de una ocasión por el siempre polémico Gerardo Fernández Noroña. El diputado petista es un viejo conocido de Chuayffet. Cuando el priísta era gobernador del Estado de México, Noroña se desempeñaba como dirigente estatal del PRD, siempre ligado a la figura de Porfirio Muñoz Ledo. A quince años de distancia, y encontrados por el destino en el recinto legislativo, las diferencias nunca olvidados, han sido parte del «dolor de cabeza» de Chuayffet en San Lázaro.
Emilio Chuayffet se siente abandonado a su suerte. Inconforme por las circunstancias, ha recriminado a su Grupo Parlamentario la falta de cobijo, ante los ataques siniestros de la oposición. Los reclamos a su coordinador parlamentario Francisco Rojas, han sido severos para que se evite el mayor desgaste posible, en una posición que es del partido, y que ha tenido que sortear con muy poca fortuna. En el PRI, a Chuayffet le tienen respeto, pero no han salido a su defensa por una razón sencilla, el ex gobernador pelea hasta con los de casa, argumentan los diputados federales priístas.
La situación ha sido tan compleja de entender para Chuayffet, que ya en alguna ocasión se convirtió en Trending Topic. Las redes sociales lo crucificaron por su cuestionable actuación al frente de la Mesa Directiva. El pasado de su trayectoria política fue dinamita pura para la comunidad «twittera» que puso en duda, una y otra vez, la presunción de que exista un «nuevo» PRI. De esas circunstancias tan incómodas, Chuayffet hoy se abstendrá de hablar, en un evento que ha preparado para que sea un día de campo, y no una batalla campal como a las que se ha acostumbrado en la Cámara de Diputados.