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OFF THE RÉCORD

Peña y MoreiraPara Enrique Peña Nieto, sus aspiraciones presidenciales encuentran dos grandes diques, que le significarán dos enormes dolores de cabeza. Por mera coincidencia, ambos obstáculos son personajes políticos, ex gobernadores, muy cercanos a su trayectoria política, y sus apellidos empiezan con la letra «M». Se trata por un lado de Humberto Moreira, el actual dirigente nacional del PRI, a quien se le hacen severos señalamientos por el manejo irregular de la deuda pública de Coahuila, cuando fue gobernador de dicha entidad, al pasar de poco más de 700 millones de pesos a casi 34 mil millones de pesos en los endeudamientos de dicho estado.

 

El otro personaje es Arturo Montiel. El tutor político de Enrique Peña, a quien le dedicó su tesis de la Licenciatura en Derecho, y quien prácticamente le heredó el poder de la gubernatura mexiquense. Aunado a su fuerte vínculo político, entre Montiel y Peña hay un parentesco innegable. Pese al constante deslinde que hizo Peña Nieto respecto de su antecesor durante su mandato; lo cierto es que Montiel en cada ocasión que puede manifiesta su cercanía al aspirante presidencial y su respaldo absoluto en su ruta a Los Pinos. ¿Acaso será el beso del diablo?

 

A propósito de Enrique Peña Nieto, el domingo estuvo en Morelia durante el cierre de campaña del candidato priísta a la gubernatura de Michoacán Fausto Vallejo. Sin embargo, su presencia en el acto proselitista no fue lo más oportuna, ya que al referirse al electorado de la capital michoacana, confundió los gentilicios y los llamó «morelenses» -como si éstos fueran oriundos del estado de Morelos-. Y no faltó la voz que gritó en la lejanía, y entre las multitudes: ¡Somos morelianos! O quizá el ex mandatario no se confundió, y sólo quiso recordar que en esa ciudad nació el siervo de la Nación, que da nombre a la ciudad de los ates… y las morelianas, dicen…

 

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El Movimiento de Regeneración Nacional -MORENA- de López Obrador ya busca posicionar candidatos propios en la gran alianza de izquierda rumbo al Senado de la República para los comicios del año entrante. Por sorpresivo que parezca, quien lleva mano es el candidato fallido a la gubernatura mexiquense Alejandro Encinas Rodríguez. Pese a los cuestionamientos de su residencia, el aún diputado federal suena como la primera opción para buscar una curul en la Cámara Alta, por supuesto bajo el padrinazgo de Andrés Manuel López Obrador, que se sueña de nueva cuenta en las boletas electorales.

 

En el segundo de la lista, anote usted a Emilio Ulloa, quien fue diputado federal y local por el PRD, y que ahora milita en el «Movimiento Ciudadano» -antes Convergencia- por cuyo partido buscó ser alcalde de Nezahualcóyotl en 2009. También con una estrecha relación política con el aspirante presidencial tabasqueño. En tercer lugar de ese listado de suspirantes aparece Horacio Duarte -quien como diputado federal fue el encargado de defender a López Obrador del proceso de desafuero en 2004-, por lo que sobra decir su vinculación política, aunque actualmente carece de militancia por haber renunciado al PRD.

 

Y aunque muy rezagado, no descarte en esa posibilidad de convertirse en Senador, al ex alcalde de Metepec, Óscar González Yáñez, quien también se ha ganado las confianzas del lopezobradorismo, poniendo a su servicio la franquicia del PT en el Estado de México de la que es dueño absoluto. Aunque de ese cuarteto sólo hay lugar para uno, y donde todos parecen sentir que en esta ocasión no necesitan del PRD. Tan mal andan las cosas para el perredismo que a Encinas, Ulloa y Duarte les ha ido mejor sin las siglas del partido del sol azteca.

 

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