OFF THE RECORD 16-06-2023
Toluca, Edomex; 16 de
junio de 2023.- Alfredo Del Mazo debe planear con inmediatez, tres procedimientos
-de manera paralela- que permitirán marcar su futuro político y su tranquilidad
personal. Restan tres meses para concluir el sexenio, pero en medio de la vorágine
política, ya prepara el cierre de administración con su círculo más cercano;
con sus colaboradores de absoluta confianza para evitar riesgos inmediatos. La ruta
crítica está en marcha.
El priísta ya alista su
sexto y último informe de gobierno. Ahí deberá sortear, principalmente, la
entrega de obras públicas que tenga pendientes. Completar con la entrega de
programas sociales proyectada para el noveno mes del año. Y sobre todo, ajustar
el escenario financiero que permita evitar -en la medida de lo posible- cualquier
observación o inconsistencia, que una vez abandonado el gobierno se vuelva
insalvable para su área administrativa y contable. La mayor expectativa de su
último informe, estará enfocado en el mensaje político que pueda mandar a la
militancia priísta, todavía expectante con sus decisiones.
En un segundo momento, ya
muy pronto deberá iniciar con los procesos de entrega – recepción en
coordinación con la gobernadora entrante, Delfina Gómez. El priísta ha sido
cuidadoso de conectar lazos de cordialidad política. Sin embargo, cualquier
alternancia electoral pasa por sobresaltos. El mayor desafío es el presupuesto
que tendrá disponible la morenista, cuando le restará el último trimestre del
año, y donde se incluye el pago de aguinaldos; y otro tipo de compromisos impostergables
como el pago de pasivos y deuda pública.
Por último, Del Mazo ya
tiene decidido su quehacer al final del sexenio. Eso lo ha revelado a un puñado
de personas. El asunto de fondo es cómo procesar su futuro político. En el
escenario tendencial, el todavía gobernador mexiquense no tiene contemplado
renunciar a su militancia. Tampoco se advierte que tenga la intención de
retirarse de la vida pública o claudicar en el autoexilio al extranjero. Hay señales
que apuntan que buscará fortalecer el contrapeso político hacia Alito, en búsqueda
del control de la dirigencia nacional priísta.
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Andrés Manuel López
Obrador tiene la oposición que le conviene.
Un PAN que sólo funciona
en los bastiones más conservadores, pero sin un liderazgo nacional que pueda
hacer contrapeso a la oleada morenista del país.
Un PRI resquebrajado,
con un dirigente nacional defenestrado de su propio partido; y liderazgos que
le convendrán hacia el futuro de su proyecto: ahí se inscriben Alfredo Del
Mazo, Alejandro Murat, Enrique de la Madrid y Claudia Ruiz Massieu, herederos
del poder político, de un priísmo dinástico a punto de fenecer.
Un PRD al borde de la
pérdida del registro. El PVEM y el PT que funcionan como partidos satélite, con
cláusulas de vida eterna, que les otorgan votaciones inimaginables para su peso
político. Además de MC que funciona como un agente distractor en estados en los
que Morena no ha logrado conectar de forma óptima.
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