Toluca, Edomex. 14 de diciembre de 2015.- La aparición de Francisco Guzmán Ortiz la semana pasada en la toma de protesta de Fernando Zamora, simboliza la importancia que tiene la capital mexiquense para el presidente Enrique Peña, que se convertirá en el polo de atracción económica, política y social de la próxima década. El desarrollo de autopistas, un tren y otras obras de infraestructura, conllevan el interés del peñismo por convertir a Toluca en un centro de referencia, como la tierra desde la cual gobernó, y desde donde construyó su candidatura presidencial.
Además implica la importancia política que poco a poco se irá decantando a favor de Francisco Guzmán, en su calidad de responsable del gabinete del Estado de México y en Distrito Federal. El jefe de la oficina presidencial, conlleva más de 12 años junto a Peña Nieto, pero que ha comenzado a tomar notoriedad pública desde el cargo de mayor confianza del presidente, desde el cual ascendió Aurelio Nuño, hoy convertido en secretario de Educación Público, y visto por muchos como el prospecto presidencial del originario de Atlacomulco para sucederlo en 2018. Francisco Guzmán buscará abrirse paso desde el mismo escritorio hacia su tierra natal, el Estado de México.
Otro de los enviados presidenciales a las tomas de protesta, que tuvo un bajo perfil fue Roberto Padilla, secretario técnico del gabinete peñista. Padilla asistió a la toma de protesta de David López Cárdenas como presidente municipal de Metepec. Roberto también representa uno de los hombres más cercanos al peñismo, desde la legislatura local y la gubernatura mexiquense. Parece muy representativo su presencia en Metepec, en donde gobernará López, hijo del exjefe de prensa peñista, y donde parece que el presidente guardará sus afectos, en el municipio que vivió por años.
Nada casual resulta la presencia de Eruviel Ávila e la toma de protesta de Higinio Martínez como alcalde de Texcoco. En ese municipio gobernado por Morena se pretende construir el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México pese a la oposición de López Obrador. La operación política que despliegue Ávila en el municipio, entre grupos sociales, será fundamental para concretar la nueva terminal aérea. Mucho del futuro político de Eruviel se juega en Texcoco y su próximo aeropuerto, en su trato con la disidencia política y la posibilidad de apaciguar las resistencias.
Los panistas ya se han casado con un discurso en común: combate a la corrupción. Esa es la parte enunciativa y discursiva de Edgar Olvera y Enrique Vargas. La corrupción como significado arraigado entre los priístas, y particularmente de los alcaldes salientes en municipios del Valle de México, y que hoy los panistas usan como estratagema de posicionamiento. El PAN anhela aumentar su influencia política, extender sus bastiones electorales, y desde Naucalpan y Huixquilucan han planeado ejecutarlo.
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