Toluca, Edomex. 14 de julio de 2015.- Las últimas 48 horas han sido las más largas y aciagas para el gobierno de Enrique Peña Nieto. La fuga de Joaquín “El Chapo” Guzmán ha herida profusamente la credibilidad institucional de un gobierno ya de por sí lastimado. En menos de 3 años, el margen de maniobra del peñismo se ha colocado en vilo por causa de impericia política y la falta de ajustes que le permitan retomar el control en el ejercicio del poder. Si Peña Nieto pretende encauzar la gobernabilidad pérdida deberá deshacerse de personeros de su círculo más cercano y de mayores afectos.
Un titubeante Miguel Ángel Osorio Chong encabezó ayer una desastrosa conferencia de medios. Su aparición ante medios representó toda una clase sobre control de daños, pero particularmente sobre lo que no se debe hacer. El hidalguense salió sin un mensaje claro, contundente o preciso. Sembró dudas, alimentó la suspicacia y abrió más frentes de los ya existentes. Si por su desempeño ante medios se evaluara su chamba, el titular de Gobernación tiene claro que sus horas están contadas en la crisis por “El Chapo”. En la coyuntura política, parece un camino trazado para el arribo del sonorense, Manlio Fabio Beltrones. La decisión podría anticiparse previo al tercer informe de gobierno de Enrique Peña.
El semblante de Luis Miranda Nava era peor que en un velorio. Tras la fuga de Guzmán Loera el futuro inmediato de Miranda ha cavado su propia tumba política. Las aspiraciones del compadre de Peña Nieto por la gubernatura mexiquense se esfumaron por el mismo túnel que le permitieron al narcotraficante la huida. El temerario operador de la CNTE sabe que el costo político por el escape novelesco de la prisión de Almoloya de Juárez lo deberán asumir todas las áreas de gobernabilidad y seguridad. Paradójicamente más de uno de los suspirantes sonríe frente a la desgracia de Miranda, incluida a oficina principal de Lerdo 300.
A la titular de la PGR, Arely Gómez le hace falta un curso intensivo de manejo de medios, con todo y su parentesco consanguíneo con Leopoldo Gómez -el vicepresidente de noticieros Televisa-. A 48 horas de la fuga de “El Chapo”, la procuradora no ha tenido la destreza por apuntar hipótesis o líneas de investigación que esclarezcan los hechos. Ha aparecido para la foto, ya sea para inspeccionar un agujero que conectaba a túnel de la huida, o bien, para mostrar la imagen más reciente de Guzmán Loera como parte de la recompensa ofrecida. Arely no puede con el embate de los medios, y parece que tampoco debe intentarlo frente a la crisis que enfrenta el gobierno federal.
De la crisis política que enfrenta Peña Nieto no lo salva ni la televisora. En su editorial de ayer lunes, el payaso Brozo fue lapidario para reclamar el mayor ridículo del atlacomulquense en su gobierno. El mismo que ayudó a la defenestración de Arturo Montiel hace casi diez años, exigió renuncias y asumir responsabilidades de quienes se encuentran en el poder. Le tupió durísimo a otros tres mexiquenses: Luis Miranda que era responsable de la gran oficina de Bucareli, en los momentos de la fuga; además de Eruviel Ávila y Pepe Manzur, los responsables de la gobernabilidad en el terreno donde está construida la cárcel de máxima seguridad de la que escapó Guzmán.
Aunque se trata del mayor escándalo por el que atraviesa el peñismo, cierto es que parece que todavía no ha tocado fondo. En la medida que ha perdido margen de maniobra, tendrá una complicación mayor en las circunstancias de negociación en la próxima legislatura. La oposición está en condición de imponer su agenda pública frente al repliegue al que está obligado el partido en el poder. Los tiempos que vienen se inundarán por otro factor irreversible, la sucesión presidencial de 2018.
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