Enrique Peña Nieto lo tiene claro. Su camino a Los Pinos pasa necesariamente por el Distrito Federal. La presencia de Peña Nieto junto al senador René Arce es por la cosecha de votos. El arrastre de Arce -ex perredista, hoy enfundado en el PVEM-, tiene su enclave en la populosa delegación de Iztapalapa, la de mayor población en la capital del país, incluso por encima del emblemático municipio de Ecatepec. La demarcación defeña tiene 2.5 millones de habitantes, casi 2 millones de electores cautivos para los comicios de 2012.
En la lista de presentes al informe de Arce parecía un evento de campaña premonitorio. Peña Nieto a la Presidencia de la República; Beatriz Paredes por la jefatura de gobierno capitalina; y René Arce como jefe delegacional de Iztapalapa -cargo que ya ocupó bajo las siglas del PRD-. La política laxa, de ideales variables que tanto critica Peña Nieto en otras entidades, pero cuya estrategia es remembranza de su proyecto presidencial. En medio de la lucha por el poder, un PRD al borde del abismo, entre una decena de precandidatos que resquebrajan al sol azteca: Batres, Barrales, Delgado, Mancera, Monreal y hasta Noroña.
El respaldo del Partido Verde Ecologista es parte de una componenda. El Verde, ya plegado como franquicia peñanietista, se ahorró la pena de lanzar un candidato, que luego declinara en los amarres de las alianzas electorales. Si un partido fue beneficiado en espacios políticos y prerrogativas electorales en la entidad, durante el sexenio de Peña Nieto, ese fue el Verde y sus franquicitarios. Precipitado en el tiempo, el niño verde dio espaldarazo a Peña Nieto, antes que los priístas, y parece que el capricho de Enrique es ser candidato sin importar el color o partido que abandere en la causa electoral del año entrante.
Sin duda, las cosas aún no son tan libres para Peña Nieto en la contienda interna de su partido. El senador Manlio Fabio Beltrones, un día le manda un mensaje, y el otro también. Los llamados a la unidad son tan insistentes, que se respira fractura si existe una cargada tan pronunciada a favor del originario de Atlacomulco. Peña Nieto tiene el control del partido, de la Cámara de Diputados, de la negociación del Presupuesto 2012, y pretende tener dos de los tres consejeros del IFE pendientes de designar. Desde hoy se asume como un presidente de facto, aunque en el espacio y en el imaginario, sus adversarios lo ven ampliamente vulnerable, sobre todo ahora que políticamente se ha vuelto «mortal».
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Eruviel Ávila hoy presentará una serie de iniciativas y reformas legales para combatir la delincuencia. Demagogia pura, pues el problema del país y del estado no es de leyes, sino su falta de aplicación. Impunidad, corrupción y complicidad son elementos que imperan en el sistema de justicia del estado. Cometer un delito es prácticamente sinónimo de permanecer sin castigo, en esa lógica los delincuentes siguen actuando, los ministerios públicos muestran su ineficiencia, y los jueces son parte de ese entramado de grave ineptitud.
Los linchamientos -el último ocurrido ayer en San Salvador Atenco- ocurridos en agravio de presuntos delincuentes, son muestra fiel de la impotencia social por la nula actuación de la autoridad. Hacer justicia por propia mano es resultado de un reclamo social por la injusticia que se percibe y se aqueja en la sociedad. Mientras la ola delictiva crece, y el crimen organizado actúa con estrategias cada vez más sofisticadas; el gobierno parece más desorganizado, con terribles resultados en procuración de justicia y combate al delito.