Joaquín López Doriga será quien destape a los precandidatos presidenciales. Hace algunos meses fue Josefina Vázquez Mota quien declaró en el noticiero nocturno de Televisa que sí quería ser candidata del PAN a la Presidencia de la República. Ayer tocó el turno al ex secretario de Hacienda y Crédito Público, Ernesto Cordero, quien dijo que le gustaría ser, y se convertirá en Presidente de México. Y los pronósticos apuntan a que la semana entrante, ya en calidad de ex gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto haga la manifestación de lo que todos sabemos hace seis años. El de Atlacomulco también buscar llegar a Los Pinos.
Fiel a su costumbre que lo marcó a lo largo del sexenio, Enrique Peña hará uso de la pantalla chica, y en particular de Televisa para formalizar su aspiración presidencial. Su principal objetivo es mantenerse vigente en su posicionamiento político e intención electoral, durante el periodo que no tendrá cargo público -a partir del viernes entrante- y hasta el periodo de precampañas previsto arrancar en el mes de diciembre del presente año. El aún gobernador mexiquense sabe de lo importante que es mantener inmunidad en la pantalla de Televisa, empresa que le construyó la imagen durante su gobierno, pero que hace seis años destrozó la reputación de su antecesor: Arturo Montiel Rojas.
Televisa hace desde ahora negocio redondo. A diario aparecen en pantalla Enrique Peña Nieto, Marcelo Ebrard y Manlio Fabio Beltrones bajo el argumento de sus cargos públicos. Pero ya sin el membrete del servicio público, también se visualiza a diario a Josefina Vázquez Mota, Ernesto Cordero y Santiago Creel. Todos, bajo un subterfugio comercial, que los mantenga vigentes en la pantalla y presentes en el imaginario colectiva. Televisa aún no decide a quién apostar, y por ahora, se encuentra en lo suyo: la propaganda disfrazada de información.
El proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación ha encendido focos de alerta. El PAN que tanto criticó el uso clientelar del gasto público aprendió muy bien la lección, y alista incrementar sustancialmente sus padrones de beneficiarios de programas asistencialistas. Tan sólo en becas para jóvenes -mayores de edad- y apoyos económicos para adultos mayores, el ex secretario de Hacienda, Ernesto Cordero -hoy aspirante presidencial- contempló un crecimiento global de 2.5 millones de personas, que traducidos en votos han puesto en advertencia a los expertos del «acarreo» de electores: el PRI y sus viejas prácticas.
En un cálculo somero, los 2.5 millones de personas beneficiadas, que se avizoran como nuevos beneficiarios de programas sociales, se tendrían que multiplicar por tres -considerando los integrantes de una familia promedio- . La ecuación «electoral» daría al candidato del PAN, sea quien fuere el ungido, una suma de 7.5 millones de sufragios. La cifra es prácticamente la mitad de lo que se necesita para ganar una elección presidencial. De ahí la urgencia de corregirle la plana al gobierno federal, y redistribuir de mejor manera los egresos del año entrante.
Coahuila se ha convertido en la piedra en el zapato para los priístas. Cada que se habla del tema del Presupuesto, sale a flote la opacidad de dicha entidad, y el endeudamiento escandaloso adquirido por el actual dirigente nacional del PRI, Humberto Moreira. Es un tema indefendible, y eso que los panistas sostienen, que apenas es el inicio de la guerra. Lo peor vendrá, aseguran, después del viernes, cuando el puntero en las encuestas ya no tenga el fuero inmune del cargo público. La batalla electoral apenas comienza.