Toluca, Edomex. 12 de abril de 2016.- En mal momento se le ocurrió a Juan Armando Hinojo reiniciar con las obras de la autopista Toluca – Naucalpan, en el tramo que atraviesa la zona de Xochicuautla. En ese lugar, un grupo de comuneros ha mostrado la mayor resistencia al reclamar la propiedad de sus tierras, por las que el polémico empresario tamaulipeco pretende atropellar sus viviendas y hacer pasar el tramo carretero. Todavía no sale del escándalo de los #PanamaPapers y Juan Armando ha mostrado su brazo represor.

Hinojosa es uno de los empresarios consentidos del erario público mexiquense, y a costa de lo que sea, el gobierno eruvielista está dispuesto a apoyar a Juan Armando para concluir su proyecto carretero. Ayer los trabajadores de Autovan -filial del Grupo Higa-, se hicieron acompañar de granaderos del Estado de México, para repeler cualquier resistencia civil. Con la represión policíaca la apuesta de Hinojosa y Ávila es inhibir cualquier manifestación en su contra.
Cuando la Ley Atenco sigue en el debate público, Eruviel también escogió un mal momento para amedrentar comuneros con la presencia policíaca. Criminalizar la protesta social parece una apuesta muy equivocada del eruvielismo. Xochiacuautla podría convertirse en el efecto Atenco del actual sexenio. En esa suerte de definiciones, Eruviel ya debería saber que el costo político le puede ser irreversible en su aspiración presidencial.
Las horas de tensión que se viven en Xochicuautla, están acompañadas de otros movimientos sociales, incluido San Salvador Atenco, que exige dar marcha atrás al proyecto carretero. Los reclamos sociales parecen encaminarse a una legítima defensa de sus tierras. Sin embargo, en la contraparte gubernamental no se ha tenido una argumentación sólida que les permita avanzar en la construcción carretera, sin asumir antes un costo político mayor.
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En las 12 elecciones que se disputarán en el país, participarán ampliamente dos tipos de mexiquenses. Por un lado, están los más visibles, aquellos aspirantes a la gubernatura mexiquense, que tendrán amplia presencia en los mítines de las campañas en su intento por asumir un papel protagónico. Ahí destacan sobre los demás, las mujeres, Carolina Monroy como secretaria general del PRI; y Ana Lilia Herrera, al frente del Movimiento Territorial de ese partido. Carlos Iriarte, como dirigente estatal del PRI, y Alfredo del Mazo como diputado federal y presidente de la comisión de presupuesto de San Lázaro, tampoco desaprovechan invitación para placearse.
Por otra parte, están los mexiquenses invisibles, pero indispensables, que son aquellos operadores electorales, que comicios tras comicios son enviados del priísmo mexiquense bajo la consigna de ganar elecciones. En gran medida, los mexiquenses ocultos guardan una mayor responsabilidad, mientras quienes adoptan un protagonismo desmedido sólo hacen presencia sin incidencia.
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