Toluca, Edomex. 11 de enero de 2016.- La recaptura de Joaquín “El Chapo” Guzmán atrajo de nueva cuenta la mirada al Estado de México, particularmente al penal de máxima seguridad del Altiplano en Almoloya de Juárez, de donde se fugó en julio del año pasado. Aunque se trata de una cárcel federal, está claro que aquí hubo omisiones por parte de autoridades estatales que posibilitaron el escape del líder criminal, y de las cuales nadie ha dicho nada. Los sistemas de inteligencia y seguridad de la entidad fracasaron hace casi medio año.
Ahora se ha reforzado la vigilancia perimetral del Altiplano. Sin embargo, en el imaginario del peñismo se ha dispuesto con urgencia la extradición de Guzmán Loera a los Estados Unidos. Se pone de manifiesto que las autoridades penitenciarias y de seguridad no son fiables. El sistema carcelario está corrompido y prevalece el riesgo de una tercera fuga del líder del cártel de Sinaloa. El novelístico escape por un túnel de la cárcel de máxima seguridad sólo fue una muestra de la capacidad de coerción y corrupción del gobierno mexicano.
En los escenarios futuristas presidenciales, la recaptura del Chapo revivió de un solo golpe al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. Aunque la reaprehensión del capo no debe ninguna celebración, ha logrado enmendar la huella negativa de la fuga. El hidalguense no renunció, pese a las voces que pidieron su defenestración. El costo político lo asumió Monte Alejandro Rubido, y la apuesta le salió favorable a Chong. En el gabinete peñista aparece como el favorito en las encuestas.
Quien sigue con una caída en picada es Luis Videgaray. El panorama económico es desolador. El dólar ya ha rebasado los 18 pesos, mientras que el precio del petróleo se ha precipitado a los 24 dólares. Los escenarios presupuestales han obligado a generar recortes de personal en la estructura del gobierno federal. La misma condición apunta hacia las nóminas de los gobiernos estatales y municipales. Mientras que la inversión en infraestructura no plantea circunstancias favorables. Su aspiración presidencial parece insalvable a la distancia.
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Esta semana se reactivarán y normalizarán todas las actividades del gobierno del Estado de México. Poco a poco la burocracia estatal regresa del letargo vacacional. En las administraciones municipales se deberán acelerar acciones sobre los primeros 100 días de gobierno. Sin importar demasiado, las impresentables deudas públicas heredadas, hoy los alcaldes tienen la necesidad de salir a las calles y reencontrarse con su electorado. Todo un desafío.
Eruviel parece haber definido ya sus afectos con los alcaldes de Ecatepec y Tecámac. Indalecio Ríos y Aarón Urbina son los ediles más cercanos al mandatario. Ahí se concentrarán los mayores proyectos de infraestructura del Valle de México, y también las recurrentes visitas del gobernador. El trenio que apenas inicia, ahí tendrá su mayor proyección personal. Ecatepec es a Eruviel, lo que el Estado de México para Peña Nieto en Los Pinos.
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