Toluca, Edomex; 10 de
junio de 2025.- Será una jornada larga para los universitarios. Volverán a
salir a las calles por la falta de respuestas. Marcharán de la Casa del
Estudiante a las instalaciones de Uniradio. Ahí donde Isidro Rogel opera
recurrentemente desde las sombras. No habrá iconoclasia. Habrá silencio y una
gran movilización. Los avances en el diálogo son muy pocos. El tiempo para
salvar el semestre se agota. Algunos espacios académicos urgen para iniciar evaluaciones.
Ya no hay tiempo para clases. El año perdido podría ser una realidad, no sólo
una película en el recuerdo de una generación.
Isidro Rogel asistió
ayer a la Unidad Académica Profesional de Chimalhuacán. La falta de oficio político
es manifiesta en su relación con la protesta estudiantil. El encargado del
despacho sabe que hay peticiones innegociables, y crea falsas expectativas. En
los espacios donde puede ceder, prefiere generar incertidumbre. La escasa negociación
se alimenta de desconfianza y de ambigüedad. Da la impresión de que Isidro no
toma decisiones: ni con los estudiantes, ni con el Consejo Universitario, ni
con las aspirantes. Su margen de control está sujeto a quienes decidieron
imponerlo en un interinato incómodo. Por eso, todo debe analizarlo, o quizá
consultarlo, con su antecesor.
Quieren alimentar a los
malpensados. Sólo basta con reflexionar cómo se reactivaron los servidores de
la UAEMex sin haber entrado a las instalaciones de Ciudad Universitaria. El
tiempo que la página dejó de funcionar, las ligas que eran necesarias seguían operando.
Un dato adicional: los sistemas de ingeniería universitaria dependen jerárquicamente
de la Secretaría de Administración, esa que encabezaba Eréndira Fierro hasta
marzo pasado. Para rematar: cuando se reanudaron clases y evaluaciones en
línea, los servidores se encendieron. Lo que sucede en la UAEMex parece muy lejos
de ser meras casualidades.
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Cada tres años, con la elección
de las presidencias municipales en el Estado de México, el priísmo local daba
paso a la renovación de sus comités municipales, y de sus consejos políticos.
Con eso, dotaba del poder político y partidista a sus alcaldes en funciones. A
la distancia, Cristina Ruiz sólo recorre el territorio mexiquense, pero
prefiere guardarse esa reestructuración en secreto. Hoy el PRI se encuentra con
una precaria presencia en las alcaldías. No sólo eso, hay un puñado de alcaldes
más cercanos a Morena, que a su propia militancia priísta.
La senadora naucalpense
apuesta por el discurso triunfalista. Sin gobierno y sin prerrogativas, las
fuerzas vivas del priísmo parecen desahuciadas. No hay incentivos políticos,
financieros ni materiales para consolidar su presencia. Los liderazgos que han
sido excluidos recientemente, se mantienen en capricho y con una campaña de brazos
caídos. Son tiempos difíciles frente a una dirigencia que asume con arrogancia
su toma de decisiones.