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OFF THE RECORD 09-06-2025

Toluca, Edomex; 9 de junio de 2025.- Concluido el conteo de votos de la elección judicial local, vendrá una etapa altamente compleja para el Poder Judicial del Estado de México. Tras la victoria de Héctor Macedo como primer presidente electo democráticamente, deberá iniciarse un proceso de transición en el Poder Judicial, pero con la entrada en funciones de nuevas figuras como el Tribunal de Disciplina Judicial. Se trata de una etapa inédita, en la que se tendrá una oportunidad genuina de modernización para un sistema de justicia anquilosado, y que fue la razón fundamental para la reforma judicial en el país.

 

Ahora que los magistrados y jueces han sido electos democráticamente, es momento de exigirles una mayor rendición de cuentas. Durante décadas, el Poder Judicial ha gozado de la opacidad de sus funciones y la prevalencia de privilegios de una burocracia dorada. En la medida que se puedan romper los paradigmas de su manejo discrecional y el culto a la personalidad de su presidencia en turno, se habrán dado pasos gigantescos a mejorar el acceso a la justicia para la sociedad mexiquense. No es solo un maquillaje discursivo.

 

Desde el Poder Ejecutivo, se deberá construir una división de poderes que abone a la transformación del régimen político. No sólo con cambiar las leyes es suficiente modificar la realidad. Hace falta voluntad política, presupuesto público y un paulatino cambio institucional. En gran medida, las áreas de oportunidad del Poder Judicial están en las carencias estructurales y la insuficiencia de jueces para atender y resolver los conflictos judiciales de 17 millones de mexiquenses. Las leyes sin una asignación financiera, quedan en buenas intenciones.

 

Es cierto, el proceso comicial no puede darse por concluido. Al igual que en elecciones tradicionales, se avecina un periodo de impugnaciones sobre presuntas inconsistencias e irregularidades de quienes han salido derrotados y ven todavía condiciones de revertir resultados, o bien, simplemente dejar precedentes de su inconformidad con la elección. Para los tribunales electorales deberá analizar y resolver impugnaciones de una elección sin la participación de partidos políticos, y por tanto, de una lluvia de inconformidades que pudiera ser abultada por la enorme cantidad de candidaturas en competencia.

 

En la pirámide estructural del Poder Judicial, quienes hayan resultado electos de los recientes comicios judiciales, serán parte de ese cambio de régimen institucional. Jueces y magistrados deberán ser parte del escrutinio público. No se trata de revisar una a una sus sentencias ni de exponer su integridad personal. Se requiere asumir que la división de poderes, no es un cheque en blanco para actuar desde el abuso de poder. Y también, se trata de romper esquemas de corrupción, de negligencia o de omisión que tanto han lastimado la credibilidad de las instituciones, incluido el Poder Judicial de forma histórica.

 

Finalmente, ya que los partidos políticos -en teoría- estuvieron ajenos a la elección judicial, es un buen momento para que en el futuro inmediato, se deje de politizar la justicia, o bien, de judicializar la política.