Toluca, Edomex; 8 de agosto
de 2025.- Este jueves se consumó la afiliación de Paola Jiménez a Morena. Quien
por años transitó por el sendero priísta, y quien apenas el año pasado fue
expulsada de su partido por abstenerse en una votación legislativa, ahora se ha
enfundado en la militancia guinda. No hay que olvidar que Paola llegó al
Congreso local, por segunda ocasión consecutiva, por los votos de priístas,
panistas y perredistas. Su grito de guerra era construir un contrapeso al régimen
morenista. Su oferta política no sólo eran las causas justas; ha renunciado a
su discurso ideológico. No es la primera, ni la última.
El PRI debería escoger
mejor a sus candidatos. La narrativa priísta está muy preocupada por construir
oposición, por fortalecer frenos y contrapesos. Pero los alcaldes o diputados
que tienen, se les van cuando ven el barco hundirse. El priísmo toluqueño está
reducido. En las últimas elecciones, Fernando Zamora y Raymundo Martínez -que
no son su mejor carta de presentación- operaron para Morena. En el pasado
inmediato, figuras como José Luis Velasco y Ernesto Monroy se fueron al Partido
Verde. Ahí está el caso de Edgardo Rebollar. Y la lista parece interminable si
se voltea al Valle de Toluca. Todo es un primor.
Ahora bien, Morena
renuncia a su propia formación de cuadros. De nueva cuenta, se demuestra que los
prianistas -esos que tanto critica en campañas electorales- tienen más
oportunidades que sus fundadores. La militancia morenista queda rebasada. Algunos
ejemplos: la postulación del panista Juan Rodolfo Sánchez en las elecciones de
2018 y 2021. Mónica Álvarez también militó durante años en el priísmo, y ha
sido premiada por nueve años en cargos de elección. Algunos morenistas de cepa siguen
en lista de espera.
Paola Jiménez ha construido
una base social durante los últimos años. Su rebeldía al PRI no es reciente. Nunca
se sumó a la campaña de Melissa Vargas por la alcaldía de Toluca. En sus actividades
políticas, dejó de usar los colores de su partido; pero sí usó ese membrete para
aparecer en las boletas electorales. Hoy, su estructura electoral ha crecido lo
suficiente como para dejar de pensar en el 2027. Y ahí, Morena podrá aprovechar
lo construido en la capital mexiquense. La bancada legislativa suma otra pieza
en el ajedrez.
¿Alguien recuerda quién
se encargó de la expulsión de Paola Jiménez? Aníbal González Pedraza, quien
electoralmente no ha ganado ni en las canicas. Y hoy tiene al priísmo en el
ostracismo. La instrucción vino de su entonces dirigente estatal Ana Lilia
Herrera. En la fracción priísta, Elías Rescala tampoco hizo demasiado por
mantenerla en sus filas. Lo cierto es que, al interior del partido nadie se
hace responsable. El PRI debe aprender a ser oposición. Y los priístas a evitar
la seducción que les genera ser el partido en el poder.