Toluca, Edomex; 8 de junio de 2022.- ¿Quién financia los actos anticipados de campaña que han desplegado una decena de políticos mexiquenses en su propósito de ser los candidatos a la gubernatura en 2023? Cuando falta poco menos de un año para los comicios, todos los días se observa a priístas, panistas y morenistas con el ánimo resuelto para promocionar su imagen, organizar sus estructuras y negociar al final del camino.
Con el aparato del estado de su lado, no es difícil identificar que los eventos públicos en que se presentan Alejandra del Moral y Ernesto Nemer, corren a cargo del erario estatal o municipal donde se presentan; ya sea bajo el reflector de la entrega del Salario Rosa; o bien, en las mesas de fortalecimiento municipal que parecieron abandonadas los primeros cuatro años del sexenio. Lo que es notable, es el posicionamiento de Alejandra y Ernesto frente al resto de los contendientes bajo la figura de secretarios del gabinete delmacista.
Pero hay otro puñado, sí con cargo público, pero que resulta extraño el financiamiento de sus eventos, particularmente cuando son en salones privados; y se cuenta la movilización de estructuras para aparentar el músculo político de los aspirantes.
En esta canasta se ubica al senador, Higinio Martínez: que un día, y otro también, presume sus encuentros con la militancia; lo mismo que, Enrique Vargas que atiende diversas reuniones con su red de electores, lo que también implica un gasto para los trabajos de su promoción; y el grupo lo cierra, la diputada federal, Ana Lilia Herrera, que realiza encuentros en universidades públicas y privadas bajo el pretexto de la Ley de Juventud (aunque ésta, tal parece,) solo recogerá las necesidades de los mexiquenses; además de encuentros en lugares privados con su organización de mujeres. Ahí mismo se enlista Horacio Duarte, quien dedica los fines de semana a sostener encuentros con la militancia morenista, particularmente en municipios del sur del estado.
Estos eventos en sitios particulares, que no obedecen a su encargo público, se supone destinan recursos económicos, materiales y humanos, en la organización y realización de dichas actividades de promoción personalizada, pero se desconoce su origen.
Lo cierto es que, en este momento, el proceso electoral de 2023 ni siquiera ha iniciado; es decir, no son tiempos de precampañas electorales, pero está claro el propósito de las actividades cotidianas de los suspirantes; todo bajo la complacencia, y en algunos casos, el auspicio de las autoridades gubernamentales y electorales.
Faltan siete meses para la definición de las candidaturas, sin embargo; los votantes mexiquenses ya han normalizado que quienes aspiran a suceder al priísta, Alfredo Del Mazo, están dedicados a forjar su postulación por medio de aspectos metalegales, que en teoría, deberían ser fiscalizados, prohibidos y hasta sancionados.