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OFF THE RECORD

Toluca, Edomex. 8 de abril de 2015.- Javier Vargas Zempoaltecatl, funge actualmente como director general de responsabilidades de la Secretaría de la Función Pública, y para mayores especificaciones es el encargado de la investigación en contra de David Korenfeld por el uso irregular de un helicóptero oficial para fines personales. Sin embargo, poco se puede esperar de Vargas, quien es un viejo conocido de la clase política mexiquense, y que por tanto podría inducir una resolución acomodaticia hacia el grupo en el poder.

Para mayores referencias periodísticas, Javier Vargas se desempeñó como director general de responsabilidades en la Secretaría de la Contraloría del Estado de México, y por su escritorio pasó la indagatoria de la evolución patrimonial del exgobernador Arturo Montiel Rojas, cuando éste fue acusado de enriquecimiento ilícito. Fue Vargas quien resolvió solvencia entre los ingresos de Montiel y lo gastado durante su gubernatura, cuya resolución fue dada a conocer por el entonces titular de la Contraloría, Eduardo Segovia Abascal.

Si por alguna razón, en determinado momento, el titular de la Función Pública, Virgilio Andrade determinara ampliar la investigación por conflicto de interés del Grupo Higa, y ésta condujera hacia las propiedades de Angélica Rivera y Luis Videgaray, la integración del expediente también deberá pasar por las manos de Javier Vargas. Con un bajo perfil, no es un funcionario de amplio reconocimiento, pero sí que alienta a la suspicacia, a la sospecha y la complicidad.

Está claro que el sistema de castigos y recompensas se encuentra agotado en el régimen político. En su conjunto, resulta imposible, inviable que un subordinado pueda investigar a su jefe, o al círculo cercano de su patrón, y sacar con ello una resolución que convenza a una opinión pública, que desea y anhela la reprimenda, la venganza y el castigo. Las instituciones parecen hoy más debilitadas que nunca, y con ello se alimenta cada vez más, la idea de un Estado fallido.

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Un nuevo escándalo ha explotado en las manos del gobierno de Enrique Peña Nieto, al ser exhibida su esposa Angélica Rivera, de compras por una de las zonas más exclusivas de Los Ángeles, acompañada de sus tres hijas y las dos del mexiquense, en medio de uno de los años más agudos en materia económica para el país. Lo que se cuestiona más allá de su legítimo derecho por comprar o transitar con absolutas libertades, es la falta de sensibilidad hacia la opinión pública.

La Presidencia de la República sigue pasmada, sin mucha capacidad de respuesta, no termina por tapar el escarnio de David Korenfeld y su viaje en helicóptero oficial, cuando le ha reventado un nueva crisis. El control de daños parece insuficiente por decir lo menos, inexistente por describir lo evidente. Lo que viene, parece aún más grave cuando faltan 60 días para la jornada electoral, y la guerra sucia está desatada.

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