Toluca, Edomex; 6 de abril de 2022.- Eric Sevilla ha decidido tomar el control político del priísmo mexiquense. Ayer martes, inició una serie de recorridos por los 125 comités municipales, en cuya gira aprovecha para reunirse con las estructuras del partido; y en caso de tener alcaldes afines, pedirles su apoyo para cerrar filas hacia la elección de 2023. Como pretexto, además, entrega reconocimientos a los priístas de mayor antigüedad en cada municipio, en algo que anteriores dirigencias habían arrojado al cajón del olvido, y que reanima a las fuerzas vivas.
En la víspera, estuvo en Cuautitlán y Coacalco, junto a Aldo Ledezma y David Sánchez Isidoro. En el fondo, la encomienda de Sevilla será renovar los comités seccionales y municipales, quienes emprenderán la difícil tarea de la elección de gobernador del año entrante. De los reclamos que recoja de la militancia, el presidente del PRI estatal, también presentará una evaluación a su jefe político para justificar y ejecutar cambios en el gabinete del partido. Ahí se verá el arropo de los grupos políticos que encumbraron a Eric a la dirigencia tricolor. Nada es para siempre.
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Quien no deja de recorrer el Estado de México, todos los fines de semana, es la senadora Martha Guerrero en su calidad de delegada de Morena en la entidad. Un día para apoyar la reforma eléctrica; y otro día para hablar de la revocación de mandato del presidente, López Obrador. Lo cierto es que, Guerrero ha asumido una posición ecuánime para aceitar la maquinaria sin decantar sus afectos personales. Aunque pertenece al Grupo de Acción Política (GAP) asume desde ahora que, Delfina, Horacio o Higinio son parte de un proyecto común. Evita cualquier especulación.
De lunes a viernes, se dedica a su tarea de senadora, y no deja de tener una postura política sobre los temas de la agenda nacional. Y aunque entre semana guarda compostura institucional, los fines de semana los dedica a fustigar a los gobiernos priístas como si se tratara de andar en campaña electoral. Los tiempos guerra han alcanzado a las élites de la clase gobernante de forma anticipada.
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Cuando Carlos Iriarte fungió como presidente municipal de Huixquilucan entre 2013 y 2014, coincidió dentro de su cabildo como regidor, el ecologista, José Alberto Couttolenc. Quizá bajo esa lógica, las probabilidades de ver a Iriarte como candidato priísta a la gubernatura sean prácticamente nulas; pero nadie debería descartar verlo en las filas ambientalistas; y jugar desde ahora como en la escuela eruvielista, bajo la amenaza de irse a un partido contrario al PRI.
En esa ecuación, parece fundamental Adolfo Solís -exalcalde de Almoloya de Juárez- para articular la posibilidad de ver a Carlos con la casaca verde. Couttolenc trabaja en su propio proyecto; pero se ha dedicado en los últimos tres años a rescatar a los panistas y priístas relegados de su militancia, y dispuestos a emigrar al Verde por la ambición que otorga el poder público.
Si Iriarte es el operador electoral que todo partido desea, podría ser momento de demostrarlo en un partido emergente.
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