Toluca, Edomex; 4 de agosto de 2021.- Una conversación permanente entre la clase gobernante apunta hacia la relación que mantiene el gobernador Alfredo Del Mazo con los exmandatarios estatales. En la mayoría de los casos, los círculos cercanos a los exgobernadores, advierten una relación distante. Son pocos los extitulares del Ejecutivo vigentes. El gabinete parece concentrado y podría no representar a todos los intereses de las élites priístas.
De los exgobernadores con vida, únicamente dos tienen encargos vigentes: César Camacho Quiroz, al frente del Colegio Mexiquense; y Eruviel Ávila, senador de la república. El resto, no tienen responsabilidades vigentes, pero siempre buscan incidir en la toma de decisiones: ahí se encuentra Chuayffet, Montiel y Peña. Del otro lado, Baranda vive alejado de la política actual.
La relación política del gobernador en turno, siempre ha considerado sustancial generar equilibrios con todos los grupos políticos. En los corrillos del Palacio de Gobierno se advierte que Chuayffet y Montiel no tienen injerencia, y la relación es fría, simplemente no existe interlocución entre el pasado y el presente.
Quizá el que más incide es César Camacho Quiroz, quien se ha dedicado durante los últimos tres sexenios a ofertar servicios de consultoría externa, y a colocar a un puñado de cercanos colaboradores en posiciones de privilegio.
Sin estar presente, su grupo político se mantiene vigente, se puede identificar al expresidente Enrique Peña Nieto, quien sostiene una amplia ascendencia sobre la gubernatura delmacista. Muy a pesar de su defenestración pública tras su paso por Los Pinos, el peñismo decidirá los vientos sucesorios del 2023.
Sin embargo, entre la toma de decisiones del sexenio actual, permea mantener una sana distancia con el expresidente para evitar que una eventual cacería de brujas salpique el proyecto político y personal del mandatario en turno.
Aunque vigente, Eruviel Ávila ha sido marginado de forma consistente del gobierno delmacista. En el despacho del gobernador no se olvidan los agravios del proceso interno priísta de 2011, y los intentos por cerrarle el paso en 2017.
Del Mazo avanza con los grupos políticos que le han mostrado su afecto a lo largo de su carrera profesional; quienes lo han agraviado, les ha marcado un freno como muestra inequívoca de la repartición del poder público.
Hacia el último tercio de su sexenio, el gobernador mexiquense enfrenta un triple desafío: fortalecer a su grupo cercano en un proyecto transexenal; asegurar la prevalencia del priísmo en el último bastión electoral; y determinar su proyecto personal que pudiera tener escala en el 2024, con miras hasta el 2030.
Pero para tal efecto, se debe concitar los intereses de los exgobernadores, sean cercanos o con una relación distante.
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