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OFF THE RECORD 04-03-2022

Toluca, Edomex; 4 de marzo de 2022.- Este viernes, el PRI cumple 93 años de existencia ante la mayor crisis política de su historia. Después de haber sido el partido hegemónico durante setenta años, la coyuntura electoral lo tiene al borde de la desaparición. Apenas gobierna cuatro estados; en tres de ellos siempre ha gobernado, y mantiene la expectativa de retener el poder en las elecciones de los próximos 18 meses, muy a pesar del avance morenista.

Se trata de Hidalgo, Coahuila y Estado de México. En el primer caso, la elección será este año, en donde persiste una ruptura entre la dirigencia nacional de Alejandro Moreno, y el gobernador en turno, Omar Fayad. En los otros dos estados, se advierte que, los grupos locales no permitirán la injerencia del priísmo nacional para su toma de decisiones hacia los comicios de 2023.

En el caso de Hidalgo, la clase política apuesta a que la ascendencia de Miguel Ángel Osorio deberá concitar los intereses contrapuestos para ganar la elección. Para Coahuila, los Moreira mantienen un margen de control suficiente para evitar divisiones internas, y estar en condiciones de conservar la gubernatura. Y en el Estado de México, los exgobernadores siempre han logrado superar sus diferencias mediante componendas políticas. En los tres, hay un común denominador, Peña Nieto como eje del poder público y del sexenio pasado.

Si con alguien compartió espacios de gobierno el peñismo, fue precisamente con el Estado de México, Hidalgo y Coahuila. Por eso no resulta extraño que, en momentos de sucesión electoral se comience a hablar del regreso político del exgobernador mexiquense para incidir en el futuro de tres estados clave. A distancia, pero Peña buscará hacerse presente en la toma de decisiones.

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Tras el primer informe de resultados del rector, Carlos Barrera Díaz, las expectativas al interior de la Universidad Autónoma del Estado de México están puestas en que se realicen ajustes en su gabinete. La razón parece muy simple: como en todo espacio de poder, la transición se da por concluida, y se considera que es momento de que el rector en turno fortalezca a su círculo más cercano.

En sus primeros diez meses al frente de la UAEMex, hay dos aspectos fundamentales que le han redituado políticamente. Por un lado, ha preferido por el bajo perfil, sin estridencias mediáticas o protagonismos innecesarios como ocurría con algunos de sus antecesores; y, por otra parte, la disciplina financiera que ha permitido poner orden al desaseo de los últimos doce años.

Con el arranque de su segundo año de gestión, está en condiciones de sacudirse compromisos políticos, y desprenderse de quienes no son parte de su confianza. En la víspera electoral del estado, también deberá mantener sus propios equilibrios, ante quienes le achacan cercanía con sectores morenistas; o bien, frente a quienes ven en la UAEMex un semillero de burócratas priístas.

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