Toluca, Edomex. 3 de septiembre de 2015.- Enrique Peña rindió su tercer informe de gobierno. Aunque breve, el presidente hizo un ejercicio de autocrítica, en donde enumeró la desaparición de estudiantes, la fuga del Chapo Guzmán, los conflictos de interés y casos de corrupción como aspectos que han lastimado a la ciudadanía. No es normal que el mandatario en turno haga un análisis reflexivo y un balance de las carencias que enfrenta su gobierno. En esa lógica, admitió que el número de pobres ha aumentado en dos millones de personas. Las cosas no van tan favorables a la mitad de su gestión.
El peñismo ha comenzado a perfilar la sucesión presidencial. Cuando era gobernador, la segunda parte de su mandato se dedicó a descalificar las alianzas opositoras entre PAN y PRD que arrebataron muchos espacios de poder al PRI. Ahora, Enrique Peña ha comenzado a fustigar las ofertas políticas sustentadas en la demagogia, el populismo y la intolerancia, que suelen destruir las instituciones, sacrificar los derechos ciudadanos y dividir a la sociedad. Sin mencionarlo por su nombre, pero al parecer con destinatario claro, el mexiquense descalificó estas salidas falsas que sólo han provocado división social, que al final de cuentas sólo generan desencanto y retrocesos en lugar del cambio prometido.
A propósito de medidas populistas, Peña ha anunciado medidas por atender clientelas electorales en lo que resta de su gobierno. Implementar inglés en escuelas primarias fue una medida que prometió el fallido candidato presidencial, Francisco Labastida en el año 2000. La oferta electoral fue retomada 15 años después por el Partido Verde en las elecciones pasadas. Peña prometió que la hará realidad y completar la promesa del Verde como si no hubiera carencias más urgentes por atender. Otra más, la creación de la Secretaría de Cultura, para lo cual se usará la estructura administrativa ya existente. Si no existe un cambio de paradigma y un aumento presupuestal en el rubro cultural, la medida no tendrá efectos tangibles para la élite cultural del país.
La expectativa económica para Peña Nieto es negativa. Justificó desde ahora los nubarrones por delante a la situación internacional. El mexiquense desde ahora defendió a su delfín Luis Videgaray que se advierte inamovible en la empoderada Secretaría de Hacienda. No habrá nuevos impuestos ni tampoco endeudamientos irresponsables, prometió. En una obligatoriedad, expuso que el gobierno se apretará el cinturón, pero lo que se mantiene como una constante son los excesos de una clase gobernante que no entiende que no entiende. El escepticismo prevalece frente a los gastos onerosos en medio de un panorama desolador para el año entrante.
La imagen es fondo. La pareja presidencial parece estar de regreso en Palacio Nacional. Muy criticado fue Vicente Fox por el empoderamiento asumido por su cónyuge Marta Sahagún. Ayer el protagonismo de la pareja en Los Pinos se hizo patente. Proliferaron las fotografías de Peña Nieto acompañado por Angélica Rivera, como una dula inseparable que refleja un protagonismo innecesario cuando los activos se han convertido en pasivos. Por tratar de acallar un distanciamiento en lo privado trasciende un encumbramiento hacia lo público nada deseable.
Honor a quien honor merece. El grupo de periodistas del extinto espacio periodístico de Carmen Aristegui se hizo acreedor al Premio Nacional de Periodismo, por su trabajo de investigación por la Casa Blanca, que cimbró la estructura del poder de Atlacomulco en Los Pinos. La inusual compra de una residencia valuada en 7 millones de dólares por parte de Angélica Rivera al Grupo Higa de Juan Armando Hinojosa marcó un antes y un después para la administración peñista, que a pesar de las disculpas públicas no han resuelto la perdida de la confianza ni los altos niveles de desaprobación frente a la presumible corrupción prevaleciente en el actual gobierno.
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