OFF THE RECORD 03-07-2023
Toluca, Edomex; 03 de
julio de 2023.- Delfina Gómez se convertirá en un factor de decisión profunda en
el escenario de la política nacional. A partir del 16 de septiembre, será la
gobernadora del estado más poblado del país; y con el mayor presupuesto con recursos
cercanos a los 350 mil millones de pesos anuales. Se trata de un binomio
perfecto para cualquiera: enorme bono político y gran capital económico. Ese es
el tamaño de la elección histórica que ganó la texcocana el pasado 4 de junio,
hace ya casi un mes. Su ascendencia será innegable.
El pasado sábado 1 de
julio, el presidente Andrés Manuel López Obrador celebró cinco años de su
triunfo electoral; pero sin duda, la trascendencia de su movimiento está en la
acumulación de poder político, al haberse acreditado 23 gubernaturas en los últimos
cinco años. Y para dimensionar los afectos y los intereses del inquilino de
Palacio Nacional, en medio de la celebración, Delfina Gómez fue una de las
oradoras oficiales. La futura gobernadora mexiquense acumulará un poder
inconmensurable; por encima del resto de los mandatarios estatales. No es lo
mismo gobernar el Estado de México que Colima, Tlaxcala, Baja California Sur,
Campeche o Tabasco. Matemáticas muy simples.
Un dato adicional: Delfina
Gómez estará en la plenitud del poder -como decía aquel adagio de cierto
gobernador veracruzano-, cuando esté en disputa la elección presidencial. Si el
próximo presidente o presidenta es de Morena, la virtual gobernadora mexiquense
será fundamental para mantener un gran bono electoral hacia el futuro. Si la
elegida es Claudia Sheinbaum, el capital personal de Delfina Gómez también se
potenciará al interior del movimiento. Quienes la menospreciaron antes,
deberían dejar de hacerlo en este momento.
Lo cierto es que, el
poder de Gómez Álvarez no es unipersonal. La clase gobernante mexiquense
-particularmente la morenista- tendrá un papel protagónico, a partir del mes de
septiembre. Frente a las campañas electorales de 2024, el morenismo del estado
está obligado a recobrar su hegemonía en el ámbito nacional. En el sexenio lopezobradorista
hubo apenas un puñado de mexiquenses: Delfina, Encinas, Duarte, Zenteno, y algunos
más, en posiciones menores. El ejercicio del poder en el Edomex, los proyectará
distinto.
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Se equivocan quienes piensan
que el PRI ha tocado fondo tras la derrota electoral del 4 de junio, ya que
puede caer más bajo de confirmarse la renuncia al priísmo de los senadores
Osorio Chong, Claudia Ruiz Massieu, Eruviel Ávila y Nuvia Mayorga. El salinismo
y el peñismo estarán abandonando a quien apoyaron por la dirigencia nacional
priísta. Alejandro Moreno pasará a la historia por sus derrotas sistemáticas y
por alimentar la escisión entre las élites políticas. Un muy mal preludio
frente en la antesala de la elección presidencial.
En paralelo, Alito
mantiene un rompimiento con el priísmo mexiquense, que sobra decirlo -a pesar
del fracaso por la gubernatura- puede presumir de contar en su canasta
alrededor de dos millones de votos, que serían inalcanzables en sus reductos
más fieles: Coahuila, Durango y Campeche. El futuro del priísmo es incierto, y
no hay señales que pudieran frenar la catástrofe. El delmacismo también deberá
valorar su decisión y su futuro como grupo político.
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