Redacción
La presencia del ex gobernador Arturo Montiel Rojas, en el mensaje que pronunció Eruviel Ávila Villegas tras tomar protesta como nuevo mandatario del Estado de México causó la mayor expectación entre la clase política y la opinión pública que se dio cita en la sede del Teatro Morelos, que se encontraba a toda su capacidad para dar la bienvenida a su nuevo gobernante, que por primera ocasión en los últimos 50 años no forma parte del llamado Grupo Atlacomulco.
Desde muy temprano, la mañana del jueves dio inicio la sesión solemne de la Cámara de Diputados del Estado de México que contemplaba la toma de protesta de Eruviel Ávila. En la sede del Poder Legislativo destacó la presencia de Francisco Rojas Gutiérrez, líder de la bancada priísta en San Lázaro, cuya presencia en el Estado de México es tan frecuente, que pareciera que aún tiene su residencia en Tenango del Valle de donde es originario. Allí, también se dieron cita algunos ex gobernadores como Alfredo Baranda, Alfredo del Mazo, Ignacio Pichardo y César Camacho Quiroz, pero la escena de mayor expectación debió esperar al Teatro Morelos.
Con anticipación, también llegaron a la ceremonia protocolaria de la toma de protesta los gobernadores Ivonne Ortega Pacheco de Yucatán; Rodrigo Medina de Nuevo León; Javier Duarte de Veracruz; César Duarte de Chihuahua; Francisco Olvera de Hidalgo y hasta el panista Rafael Moreno Valle de Puebla. Al Teatro Morelos también arribó el coordinador senatorial priísta Manlio Fabio Beltrones. Entre la clase política mexiquense hizo su aparición Isidro Pastor Medrano, el presidente de la Mesa Directiva de San Lázaro Emilio Chuayffet, y los coordinadores de los diputados federales y locales, Alfonso Navarrete y Ernesto Nemer.
La presencia de Arturo Montiel Rojas, luego de permanecer seis años en el oscurantismo, no paso desapercibida. Su vinculación con el actual gobernador Eruviel Ávila Villegas insiste en la hipótesis de que su grupo político ha resucitado, para reinstalarse en la esfera pública del Estado de México. Montiel ocupó de inmediato su lugar en la primera fila del Teatro Morelos, sentado junto a los demás ex gobernadores, y con la atracción inevitable de los reflectores, y el murmullo generalizado sobre su asistencia a la toma de protesta de Eruviel Ávila.
Ya durante la intervención de Eruviel Ávila, agradeció a cada uno de los ex gobernadores su presencia en el evento, anticipó que tomará en cuenta su consejo y su experiencia para gobernar, y se lanzó a nombrarlos uno a uno. Del Mazo, Baranda, Chuayffet, Camacho y Montiel, éste último se llevó un aplauso prolongado, ensordecedor, como si el escarnio público y las acusaciones que pesaron en su contra las hubiera borrado el tiempo. Montiel lucía radiante, y convencido de que los tiempos de Eruviel Ávila serán mejores para él que los de Peña Nieto.
Después Eruviel Ávila, reconoció el trabajo de su antecesor Enrique Peña Nieto, sentado en un lugar central -separado de un solo espacio de Manlio Fabio Beltrones, el otro aspirante presidencial del PRI-. La ovación para Peña Nieto fue mayúscula, y paso de forma inmediata del aplauso al griterío que lo sueña presidente, al quinto intento del Grupo Atlacomulco por hacerse de la Presidencia de la República. Y en el recinto, tres mexiquenses que quisieron, y no pudieron: Del Mazo, Chuayffet y Montiel.
La burocracia desbordada en torno a su nuevo líder político Eruviel Ávila, pero convencida de que Peña Nieto llegará a la Presidencia, hizo notar su músculo. Muy cercano, Beltrones miraba con serenidad, al acecho también de la candidatura. Sabedor de que su presencia en Toluca no resultó la más afortunada, pero consciente de que así como cayó Montiel, el destino resulta impredecible aún para el puntero en las encuestas. La contienda apenas inicia por el 2012.
Montiel por su regreso, y Peña Nieto por su ascenso «robaron» el reflector a Eruviel Ávila. El olvido que padeció Montiel en el anterior sexenio, llegó a su fin este jueves, y al parecer también borró la imagen de corrupción que lo estigmatizó como precandidato presidencial. Para Peña Nieto inició la recta final por la Presidencia de la República, con el respaldo del Grupo Atlacomulco, pero con la memoria que es terca, y que le recuerda la debacle montielista de hace seis años.
Y los expedientes que se apilan uno a uno para la contienda que viene: Atenco, Paulette, Pobreza, Deuda Pública, Pacto Antialianzas, Spots, Televisoras y otros, que le perseguirán en el tiempo y en el espacio. Al margen, Eruviel Ávila ha comenzado a escribir su propia historia.