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Las nuevas administraciones

Juan Carlos Núñez Armas*

Un viejo cuento entre presidentes municipales decía que, cuando terminaba su administración uno de ellos dejó a su sucesor dos cartas y le recomendó que no las abriera en ese momento. Que tendría que abrir la primera sólo en caso de que las cosas se complicaran y que fuera realmente difícil sobrellevar la responsabilidad. Así sucedió, y algunos meses después, el nuevo alcalde encontró serios problemas a los que no encontraba solución. Se acordó de la recomendación de su antecesor y procedió a abrir la primera carta que decía “si son muchos los problemas, echarle la culpa a la administración pasada”. Santo remedio. El alcalde encontró una manera de transitar por esos días de trago amargo. Tiempo después, con más de media administración transcurrida, sucedió lo imaginable. De nueva cuenta encontró problemas complicados y abrió la segunda carta, que decía “ahora tienes que decir que esto ya se acabó, que la nueva administración resolverá el problema”.

Es probable que en estos días de diciembre, las salientes administraciones municipales ya redactaron las cartas que heredarán a sus sucesores. La semana que concluyó atestiguamos la presentación de informes de actividades y, en algunos casos, los actos protocolarios de rendir protesta. Los nuevos cabildos se aprestan a recibir sus responsabilidades.

Los retos son inéditos en nuestra reciente historia municipalista. El principal, demostrar que la coalición electoral entre PAN, PRI y PRD, que ganó alguno de los ayuntamientos más importantes del estado, es capaz de convertirse en un gobierno de coalición. No existe un marco legal que regule formalmente esta figura de gobierno por lo que queda a la voluntad de los actores políticos invitar o no a sus aliados para compartir, en igualdad de circunstancias, las responsabilidades gubernamentales. Además, de los retos políticos, están los administrativos y financieros, por ejemplo, para municipios como Naucalpan y Toluca que enfrentan problemas serios en el pago de la nómina y a proveedores.  Éste será un primer problema a resolver.

La dificultad radica en que esa voluntad parece enfrentar diversas complicaciones iniciales, que, sin duda, podrían representar una debilidad frente a sus adversarios de Morena, PT y Verde. La primera de éstas es que, como partidos en lo individual fuera de la coalición, Morena probablemente conservaría la mayoría de simpatías por encima de PAN y PRI. En consecuencia, el esfuerzo de conservar a la alianza de partidos podría verse sometida a prueba. Pero soy optimista y no olvido que en cada dificultad podemos encontrar oportunidades.

Veremos a estos nuevos ayuntamientos en una competencia inusitada. Por citar algunos ejemplos elementales: 1) la competencia, los ciudadanos tendrán la oportunidad de comparar qué administración presta mejor atención y proporciona servicios públicos de mayor calidad; 2) la transparencia, será fundamental conocer qué administración es capaz de poner en manos de los ciudadanos más información que sirva para exigir rendición de cuentas y generar confianza en las decisiones y acciones de gobierno; 3) innovación, qué ayuntamiento es capaz de cambiar los procesos administrativos y de instrumentar sistemas que reflejen el cambio prometido; 4) individualización, qué administración es capaz de llegar a cada ciudadano, de verlos como seres humanos con necesidades y no como una masa amorfa, cuáles de nuestros nuevos gobiernos municipales serán capaces de atendernos con dignidad; 5) cooperación, qué municipio es capaz de demostrar que puede colaborar con el gobierno federal, estatal o sus vecinos municipios para hacer sinergia en favor de los habitantes, colaboración que les permita asumir cabalmente sus responsabilidades, y tocar las puertas necesarias para exigir que otros ámbitos asuman la suya, siempre en beneficio de las personas.

La lista de cambios puede ser larga, pero en conjunto, por ejemplo, los gobiernos municipales emanados de Morena deberán demostrar que aprendieron a ser gobierno, que no son la sola expresión de campaña de López Obrador, que pueden subsistir por sí mismos y hacer buenos gobiernos. Así podríamos conocer el verdadero rostro del modelo de municipio que presenta ese partido-movimiento en los ayuntamientos.

Por su parte, los gobiernos municipales emanados de PAN, PRI o PRD deberán demostrar la experiencia en el gobierno, la capacidad de ser incluyentes e innovar, como ya había comentado, con gobiernos de coalición, en la conducción de los municipios.  Como quiera que sea, lo más importante es que usted amable lector/a tendrá la última palabra. Desde ahora tengamos presentes las preguntas que debemos plantearnos para evaluar los nuevos gobiernos municipales: ¿salimos ganando con esta gama de coaliciones, compitiendo por prestar mejores servicios, mejorar la seguridad pública y atendernos mejor? Este es uno de los aspectos más valiosos de la democracia. Si acaso alguno de los nuevos gobiernos no entendiera este cambio y esta oportunidad, entonces seguro estará cavando su tumba y despidiéndose de la reelección.

Estrenaremos 2022 con 125 gobiernos municipales relucientes y con las mejores intenciones.  Los primeros 100 días, por un convencionalismo aceptado desde hace algunas décadas, los veremos establecer el rumbo que pretenderán seguir y esforzarse por convencernos de que fue una buena decisión elegirlos. Hago votos porque dentro de nuestros municipios se viva un ambiente de sana convivencia que, lejos de echar culpas al pasado o adelantar sucesiones, se asuma plenamente la responsabilidad de ser gobierno. Que se centren en las/os ciudadanas/os, que impulsen el gobierno abierto, eficiente y amigable que merecemos todas/os las/os mexiquenses por igual, sin confrontaciones ni divisiones.

 

* El autor es Maestro en Administración Pública y Política Pública por ITESM. Y Máster en Comunicación y Marketing Político por la UNIR.

 

 

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