Redacción
Pese a la estrategia de intimidación que se ha puesto en marcha en el Sindicato de Maestros al Servicio del Estado de México (SMSEM) para evitar que los profesores externen su repudio a la reforma educativa aprobada por el Congreso de la Unión, ayer ya no se pudo contener el descontento y éste se hizo evidente durante el 39 Consejo Estatal del SMSEM al que acudió el gobernador Eruviel Ávila Villegas, quien fue obligado a hacer una pausa en su discurso ante el reclamo airado de un numeroso grupo de mentores.
La dirigencia estatal que encabeza Héctor Ulises Castro Gonzaga había operado la víspera para evitar este tipo de incidentes. De última hora se decidió cambiar la sede del Consejo para que no asistieran los grupos que se han pronunciado en contra de los ajustes constitucionales en materia educativa.
Del auditorio Agripín García, ubicado en Santa Cruz Aztcapotzaltongo, al norte de Toluca, el Consejo se cambió al Centro de Internacional de Convenciones y Exposiciones del estado de México (Ciecem), en Lerma, ubicado a un costado del aeropuerto internacional Adolfo López Mateos.
A ese lugar arribó el gobernador Eruviel Ávila con la intención de firmar frente a cinco mil maestros el convenio con la dirigencia del SMSEM, donde se acuerda que ambos colaborarán en la elaboración de las iniciativas de ley para reformar las leyes secundarias que permitan la aplicación de la reforma educativa.
En teoría todo estaba planchado. No habría protestas, sino al contrario, loas al gobernador por el apoyo brindado al magisterio. Al menos ese fue el camino que pavimentó el secretario general del SMSEM, Ulises Castro Gonzaga, quien presumía de un magisterio unido y leal al mandatario.
Pero las cosas cambiaron cuando se signó el convenio. Al momento en que Castro Gonzaga y Eruviel Ávila estampaban sus firmas se empezó a escuchar un “No” dentro del auditorio.
Luego vino la intervención del mandatario, quien inició por agradecer a los maestros por mantenerse en los salones de clase y no en las calles como ha sucedido en otras partes de país, en protesta por la reforma educativa.
Tal vez ese fue la causa de que se empezaran a escuchar, primero tímidamente, los gritos de “no a la reforma”. Conforme el gobernador continuaba con su discurso, el coro se empezó a hacer más y más grande y en segundos, ya se escuchaba en todo el recinto. La protesta fue tal, que Eruviel Ávila tuvo que detener su discurso.
Con los ánimos encendidos, el mandatario respondió a la concurrencia: “aquí no vamos a imponer nada, ni hacer nada a sus espaldas. Vamos a tomar en cuenta las voces del magisterio para la elaboración de las leyes secundarias”, dijo.
Poco a poco, los gritos de “no a la reforma” empezaron a disminuir. Un grupo de profesores incondicionales a Castro Gonzaga empezó a corear “unidad, unidad” para hacer un contrapeso, pero el mandatario insistió: “Maestros, no tienen de qué preocuparse, aquí no vamos a aprobar nada que vaya a conculcar derechos adquiridos, no habrá decisiones unilaterales, porque lo que queremos es escucharlos y recoger sus preocupaciones”.
Eruviel logró amainar la protesta, pues inmediatamente después prometió aumentar los estímulos y recompensas, las capacitaciones para que los maestros salieran bien evaluados, pero advirtió que lo que no se permitirá es que los maestros se distraigan de sus obligaciones y quien deje los salones de clase para realizar actividades que no forman parte de su encomienda como maestros, pues serán dados de baja inmediatamente.
Pero las protestas no pararon ahí. A unos cuantos kilómetros, unos dos mil maestros disidentes del SMSEM marcharon por las calles de Toluca para expresar su rechazo a la reforma educativa.
Tras recorrer varias calles, los mentores reprocharon al gobernador que las mesas de negociación para elaborar leyes secundarias de la reforma educativa son una simulación, porque únicamente hay representantes de la cúpula sindical.
“Si de verdad habla de que tomará en cuenta todas las voces, que nos escuche a nosotros y le argumentamos porque no queremos esta reforma. Y no se trata de estar en contra de la evaluación. No. Nosotros consideramos que la reforma educativa no es educativa, sino laboral y que sí va en contra de nuestros derechos. Ahora que leemos las letras chiquitas sabemos lo que nos afecta. Si hubieran querido aplicar una reforma educativa, hubieran iniciado por cambiar los planes de estudio y terminar de tajo con la corrupción que hay en los gobiernos y en las cúpulas sindicales”, dijo Martín un profesor de más de 25 años originario de Netzahualcóyotl.
