Con el 99.48 por ciento de las casillas computadas, el Programa de Resultados Electorales Preliminares confirmó un contundente triunfo a favor del candidato de la alianza “Unidos por ti”, Eruviel Ávila Villegas; y con ello apuntala al actual gobernador del Estado de México Enrique Peña Nieto como el más firme aspirante presidencial por su posicionamiento en las encuestas electorales, y por los resultados conseguidos en ayer domingo para elegir a su sucesor.
Hasta el momento, los datos del Instituto Electoral del Estado de México otorgan a Eruviel Ávila un total de 2 millones 856mil 414 votos, que representa el 62.56 por ciento, con lo que se convierte en una votación histórica conseguida por un candidato a gobernador. Con esos datos preliminares, Eruviel Ávila supera con más de un millón de votos a los sufragios conseguidos por Enrique Peña Nieto en la elección de 2005.
Por su parte, el perredista Alejandro Encinas alcanza una votación preliminar de 963 mil 091 sufragios, cifra similar a la que obtuvo hace seis años la hoy senadora Yeidckol Polevnsky. Aunque Encinas arrebató la segunda posición electoral al PAN, que se derrumbó hasta una tercera posición de la mano de Luis Felipe Bravo Mena, que tan sólo suma 569 mil 196 sufragios.
Con ello, el PAN sufrió el más grave revés electoral desde que ocupa la Presidencia de la República, hace once años, ni siquiera comparable con los comicios intermedios de 2009, donde si bien perdió la mayoría de la Cámara de Diputados Federal, y le arrebataron los municipios del llamado corredor azul, mantuvo entonces una votación estable cercana a los 900 mil sufragios. Pero en esta ocasión, sus números electorales son lacerantes de cara al reto electoral del año entrante.
En contraparte, Enrique Peña Nieto ha legitimado su aspiración presidencial, no sólo por haber ratificado a un priísta en la gubernatura mexiquense –tras el triunfo de Eruviel Ávila- y por el amplio margen de la victoria, sino por lo que representarían los casi 3 millones de votos que aportaría el Estado de México al próximo candidato presidencial priísta. Con esa cifra se electores, el PRI ya siente un pie de vuelta en Los Pinos, cuyo poder presidencial perdió en el año 2000.
En tanto, Eruviel Ávila hizo un llamado a la unidad de los mexiquenses, incluidos aquellos que no le favorecieron con su voto. Y fue enfático con sus adversarios para que se respeten los resultados electorales de este domingo que le dieron un triunfo abrumador.
En su primer acto tras el triunfo electoral, Eruviel estuvo acompañado por los antes aspirantes a la gubernatura mexiquense: Alfredo del Mazo Maza, Ernesto Nemer Álvarez, Luis Videgaray Caso y Ricardo Aguilar Castillo. También le respaldaron Humberto Moreira, líder nacional del PRI, quien respalda el proyecto presidencial del mandatario estatal Enrique Peña Nieto.
Mientras que del lado panista, Luis Felipe Bravo Mena, se refugió a lo largo del día en su domicilio particular. Ya entrada la noche, arribó a un hotel de Tlalnepantla, donde estuvo acompañado por su líder estatal Octavio Germán Olivares. Ausentes del acto los aspirantes presidenciales Ernesto Cordero, Javier Lozano, Alonso Lujambio, Josefina Vázquez Mota –vecina del Estado de México-y Santiago Creel. Notoria también el abandono de su líder nacional Gustavo Madero.
Bravo Mena reconoció su derrota, aunque expresó que se enfrentó a un proceso inequitativo, con la participación del Estado en el proceso electoral, y la complicidad del órgano comicial.
Por su parte, el perredista Alejandro Encinas también enfrentó la derrota en solitario. Con la ausencia de Andrés Manuel López Obrador, Cuauhtémoc Cárdenas y Marcelo Ebrard. El ex jefe de gobierno capitalino puso de manifiesto que el dinosaurio priísta sigue vivo.
Encinas aseguró que se compitió en una elección de Estado. Anunció que impugnará la elección por diversas irregularidades, sabedor de que las tendencias son irreversibles, y que la anulación de los comicios de este domingo resulta una misión imposible.
En el búnker del PRI todo era felicidad. Eruviel irradiaba triunfalismo. Y en el cuarto de guerra del mandatario Enrique Peña Nieto la euforia era mayúscula. A lo largo de la noche, las llamadas de gobernadores y la clase política nacional no se hicieron esperar para respaldar el proyecto político de Peña Nieto, que a partir de hoy empieza a escribir un nuevo capítulo.