El “dedazo” democrático
Por: Francisco Ledesma
La democracia es no sólo una forma de gobierno, debiera ser una premisa que en esencia permitiera una sociedad con mayores libertades, oportunidades, derechos; con menos desigualdad, desequilibrios y evitar cualquier abuso del poder y de los poderosos. En México, en lo particular, sin importar el partido político del que se hable, pareciera que hablan a favor de la democracia, como un simple procedimiento de legitimación de los gobernantes, a partir de procesos electorales, y que tienen vigencia sólo el día de la votación.
Con elecciones tan arcaicas, donde los partidos políticos recurren al acarreo y a la dádiva. Y la mayoría de la sociedad se mantiene ajena, indiferente y desconfiada de las votaciones, para los políticos sus triunfos electorales debieran ser vergonzantes. Pero más grave aún resulta la falta de democracia en el interior de los partidos políticos que la promueven en cada actividad proselitista en la que participan.
El proceso electoral en curso en el Estado de México, refleja que el “dedazo”, facultad metaconstitucional instaurada por el presidencialismo mexicano del priato, encuentra vigencia en los que serán los candidatos de los comicios de julio próximo. La democratización de los partidos políticos ni siquiera es incipiente, simple y llanamente no existe. Los grandes electores son los liderazgos políticos de esas instituciones, que son la única vía para acceder al poder público, que en principio representa la conculcación de derechos político – electorales de cualquier ciudadano, pero así son las reglas mexicanas.
No cabe duda, si hay sinceridad de por medio, que a Eruviel Ávila no lo eligieron los mil 668 delegados que ayer asistieron a la Convención priísta. Fue el Gobernador Enrique Peña quien con su dedo flamígero determinó quien le gustaría fuera su sucesor a partir de septiembre entrante. Por lealtad partidista, para cubrirle las espaldas, y alentar sus aspiraciones presidenciales del año entrante, donde el PRI se juega su regreso a Los Pinos.
Más lamentable aún resulta la adhesión simplista, y de espectadores de legitimación, que harán los partidos satélite bajo el dominio de Peña Nieto. El PVEM y el PANAL ni siquiera han simulado procesos electorales internos. A la espera de la pepena política, han visto la elección de Eruviel Ávila como suya.
Sin matices, el PVEM carece de militancia y ha vendido su franquicia al PRI de Peña Nieto. El PANAL bajo la batuta de Elba Esther Gordillo, conforme a sus intereses, juega con el mejor postor. Sea Gabino Cué –ex priísta hoy de Convergencia en Oaxaca-, Rafael Moreno Valle –ex priísta hoy del PAN en Puebla-, o Eruviel Ávila y su pasado de boletero por el Estado de México.
En el mismo camino, más que cantada fue la candidatura de Luis Felipe Bravo Mena al frente del PAN, construida desde Los Pinos y por decisión unilateral de Felipe Calderón. Atrás quedaron las aspiraciones de Ulises Ramírez y José Luis Durán Reveles. Se impuso la decisión única y exclusiva de Felipe Calderón, a quien le gustó la idea de mandar a su ex secretario particular a la aventura de arrebatarle el poder al PRI a uno de sus mayores bastiones políticos.
Mientras que, desde el PRD por decisión unipersonal de Andrés Manuel López Obrador se ha impuesto la candidatura de Alejandro Encinas. Su sucesor al frente de la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal. Hoy envuelto en un entramado jurisdiccional por el asunto de su residencia. Pero enfundado en el reto democrático de encabezar una amplia alianza para la izquierda. Y es que ante la carencia de cuadros políticos, a su abanderamiento ya se alista la suma de PT y Convergencia.
Más lamentable aún resulta que, pese a que una mayoría –como lo contemplan las democracias- haya avalado una alianza electoral, resulta que es improcedente porque en el partido de las revoluciones democráticas, las mayorías son igual al 66 por ciento de la votación efectiva. Toda una paradoja.
Y en esa concurrencia de circunstancias, el elector se enfrenta al secuestro de su capacidad de decisión, de su derecho a votar y ser votado. La ambición por el poder se impone, y el verdadero poder de elección queda en escasas manos, a conveniencia de sus grupos de interés, al amparo de la ley.
La tenebra
Vaya ridículo. Y es que algunos políticos lo hacen sin esfuerzo alguno. Sobre Periférico hay espectaculares con el rostro de Óscar González Yáñez, ex alcalde de Metepec, quien se promueve como precandidato a Gobernador por el PT. Su rostro es 10 años más joven y con 15 kilos menos, por lo que en el remoto caso de que tuviera la desfachatez de ser candidato, habría que aclararles a las personas que el rostro que aparece en los espectaculares, y el personaje que hace presencia en los mítines es el mismo… pero más barato.