Francisco Ledesma / Levantar el paro sin claudicar
El movimiento estudiantil ha decidido levantar el paro en la totalidad de los espacios académicos, con una alta probabilidad de entregar en próximos días el edificio de rectoría, con lo que culminaría una protesta que se extendió durante seis meses, pero cuya trascendencia política ha tenido un impacto de largo aliento para el futuro legal, institucional y financiero de la UAEMex.
A lo largo de medio año -en un periodo que alcanzó dos semestres escolares-, las asambleas estudiantiles pugnaron por la defensa de causas sociales legítimas en la construcción de una Universidad moderna, transparente y democrática. El objetivo no se ha conseguido, pero la agenda pública de la rectoría ha volteado la mirada para instrumentar las reformas legales, administrativas y estructurales, que permitan tener una institución que revalore su misión.
Hoy, la UAEMex trabaja en cinco aspectos que parecen fundamentales para el cumplimiento de los pliegos petitorios que no deben pasar inadvertidos, ni mandarse al archivo muerto, sino convertirse en un documento reivindicatorio para que la Universidad se instale como la máxima casa de estudios de la entidad, a partir de su vocación académica, educativa y cultural.
Entre estos preceptos destaca, acelerar las condiciones para garantizar la gratuidad de la educación media superior y superior de la institución, lo que permita evitar casos de deserción escolar por causas de precariedad económica. Es una medida paulatina, que deberá consolidarse en el mediano plazo.
Tener espacios dignos y seguros. Eso significa, la permanente rehabilitación y mantenimiento de las edificaciones universitarias, frente al deterioro y abandono que fue exhibido en diversos espacios académicos, y que transitaron durante años por la omisión, el silencio y la complicidad de las autoridades. La seguridad transita por ser espacios donde se combata el acoso, el hostigamiento y la vulneración de los derechos universitarios, de toda su comunidad.
Una reforma legal que incida en la democratización universitaria. En junio pasado, se transitó por una reforma estatutaria, que deberá plasmarse legalmente para que los procesos de elección de sus autoridades -rectoría, directores y consejeros-, refleje el sentir de los sectores de su comunidad, sin que sea una exclusiva decisión de las cúpulas universitarias.
La transparencia y la rendición de cuentas debe convertirse en una política pública encaminada a sacudirse los escándalos del pasado inmediato, que mancharon a la institución derivado de la conducta personal de unos cuantos. Se requiere transparentar no solamente el ejercicio de los recursos públicos; también se debe avanzar sobre la asignación de plazas de medio tiempo y tiempo completo; los tabuladores salariales determinados; los procesos sancionadores frente a funcionarios públicos que abusan en el ejercicio de su poder, etcétera.
La apertura del edificio de rectoría para la comunidad. Durante el rectorado del barrerismo, acceder a la rectoría era un desafío, convertido en el búnker de las élites universitarias. Transformar éste, en un espacio público, abre la ventana de oportunidades para las expresiones artísticas de la comunidad universitaria y democratiza la cultura, el arte, la ciencia y la literatura. Requiere de planeación, y posteriormente, de un sostenimiento que no sea víctima de apatía social y abandono institucional.
El fin del paro estudiantil, no ha significado claudicar de su lucha. Este avance, simboliza dar un paso al frente, para que las exigencias plasmadas en pliegos petitorios puedan tener un cauce institucional a favor de que la UAEMex se reivindique en sus causas y necesidades.
La UAEMex debe voltear a ver a su comunidad; cumplir la satisfacción de sus estudiantes, académicos y personal administrativo; y tener una retribución social tangible; por encima de preocuparse en aparecer en rankings que cuestan mucho dinero y ocultan la basura debajo de la alfombra.
La tenebra
Todavía no se recuperaban de haber fracasado en apoyar la candidatura de Eréndira Fierro; y se toparon con pared en la elección de Ciencias Políticas y Sociales. La malicia en las campañas no siempre es una buena consejera.
 
								 
															
