Francisco Ledesma / El simulacro electoral
La elección de rectora
de la Universidad Autónoma del Estado de México está cada vez más cerca. La UAEMex
pondrá a prueba la calidad de su democracia. Hoy cierran las jornadas de
promoción, y hay una lección altamente significativa hacia las etapas
definitorias en que decidirá a su primera rectora. Se trata de la capacidad de
organización de asambleas estudiantiles para desarrollar comicios ejemplares,
que más allá de sus legítimas demandas, han dado muestra de su credibilidad, su
transparencia y su interés por las decisiones de su Alma Máter.
Mientras la Comisión
Especial Electoral había desarrollado -hasta la semana pasada- un total de
nueve reuniones de las que nada se conoce, y los acuerdos se mantienen mejor
guardados que la cápsula del tiempo. A los estudiantes de dos Facultades, les bastaron
un par de reuniones para convocar a votaciones en un asunto de su interés y preocupación:
la credibilidad en vilo de la elección de rectora que se definirá en las
votaciones del lunes 12 y miércoles 14 de mayo.
El ejercicio democrático
que llevaron a cabo, con recursos propios y sin el despilfarro que mostraron
algunas campañas, los jóvenes estudiantes armaron sus urnas, diseñaron sus
propias boletas y construyeron -con credencial en mano- sus propias listas de
votantes. Lo que sobró fue talento, voluntad, capacidad e interés por sortear
los obstáculos en el camino, incluidos aquellos que pretendieron criminalizarlos
desde el espectro mediático.
Esa es la verdadera
defensa de la autonomía, que se construye de abajo hacia arriba, y obedece a
las necesidades de la comunidad universitaria, mientras renuncia a los
intereses cupulares de las élites políticas o institucionales.
Los chavos que planearon,
diseñaron y ejecutaron votaciones en sus espacios académicos dieron una enseñanza
de credibilidad, porque el mayor desafío que tiene por delante el Consejo
Universitario, es la organización de la auscultación cuantitativa en manos de
directores que ya mostraron sus afectos personales, y están dispuestos a violar
las reglas básicas por ganar la elección.
Nadie puede dudar que, si
ya prometieron décimos extra o plazas para docentes y administrativos por apoyar
o asistir a alguna comparecencia, haya incentivos nocivos e ilegales en el
juego de la elección de la comunidad universitaria. Y más grave aún, es que,
por encima de las posibles irregularidades en la elección venidera, no haya árbitro
electoral dispuesto a imponer sanciones, porque ahí juegan los mismos
directores, convertidos en juez y parte.
Las reglas básicas de la
elección están condicionadas a decisiones cupulares, pero está claro que, hasta
esa normativa elemental se ha puesto en duda reiteradamente, por cinco de las
seis aspirantes que concursan por la rectoría.
La autonomía no está en
riesgo, porque no habrá ni diputados, ni alcaldes, ni funcionarios en la
votación, con todo y que algunos sí estuvieron en campaña abierta, según
documentaron las redes sociales de las propias aspirantes.
Lo que está en riesgo es
una contienda democrática por el empecinamiento para no identificar cuando se
actúa al margen o fuera de la ley. Lo que está en juego es la legalidad y la
legitimidad de una competencia observada como nunca antes.
Los ataques de una
campaña no vulneran el prestigio de la institución, porque lo que se ha
denostado hasta ahora, son las conductas personales de aspirantes y el árbitro
electoral. Apostar a la infodemia y a la confusión es una muy mala aliada
cuando se trata de recuperar la confianza de los votantes.
Ser joven o
universitario y renunciar a la democracia por intereses facciosos es una
verdadera contradicción. La UAEMex no merece aceptar esa sumisión.
La tenebra
Restan dos semanas para
conocer el resultado. Y no, no me refiero a la ganadora. Faltan dos semanas
para saber la calidad de la democracia universitaria, porque la autonomía muy
pocas veces les ha importado y otras tantas se ha malentendido.