El Manual de Maquiavelo 27-09-2024
Francisco Ledesma / Un primer año de claroscuros
Al cumplirse un año de
gobierno de Delfina Gómez, es preocupante la polarización de la opinión
pública, entre quien considera que, es un mandato que está marcando un cambio
de régimen político inédito; y quien advierte el salto al vacío por la
inexperiencia de una nueva clase gobernante que se ha instalado en el ejercicio
del poder. En busca de la razón, se debe decir que en doce meses no ha modificado
mucho del ayer, y que es un gobierno de claroscuros permanentes, que hacen
pensar que los siguientes cinco años serán desafiantes.
La mayor expectativa
hasta ahora, es el anuncio hecho por la gobernadora sobre una reforma
constitucional, en donde estructuralmente la izquierda pueda reflejar sus anhelos
históricos, e incluso, modificar lo que burocráticamente ya no funciona, y que
fueron sus banderas durante las últimas tres décadas como oposición, en donde
se debe transitar hacia reformas legales al Issemym, a la UAEMex, al Poder
Judicial, entre muchas otras áreas de poder público.
Lo cierto es que, si la
anticipada reforma constitucional -que hoy es posible dadas sus mayorías
legislativas- queda por debajo de la expectativa social podría ser un incumplimiento
a su proyecto de transformación. No habrá otro momento para corregirla, ni
siquiera el próximo sexenio. La reforma, también implica no soslayar el costo
político de las decisiones que tomará el Poder Ejecutivo.
A estas alturas del
camino recorrido, en las altas esferas del poder, ya tienen un diagnóstico
claro de que hay vicios ocultos en la estructura gubernamental que difícilmente
podrían modificarse por reforma legal o voluntad personal, porque su funcionamiento
está encapsulado en condiciones irregulares irreversibles.
Ahora bien, hay un
gatopardismo en muchas áreas gubernamentales, que hoy podrían ser atribuidas a
la curva de aprendizaje de quienes tomaron el control del poder público desde
el 16 de septiembre de 2023. Sin embargo, aunque seis años no son suficientes
para un cambio de régimen; tampoco se puede navegar entre la omisión y la impasividad
de algunas dependencias a un año de distancia.
Las pinceladas del
cambio podrían estar en construir un nuevo transporte público, pero hasta hoy
casi en todos los aspectos sólo son buenas intenciones. Falta por ver que se
concreten esas altas expectativas. Lo mismo ha ocurrido con redefinir la
política social, que parece tener mayor claridad en su padrón de beneficiarios,
y hasta en el tipo de apoyo asistencial que hoy se otorga.
Una condición que
preocupa, es el sometimiento del gobierno estatal hacia las decisiones de la
administración federal en aspectos como la política de salud pública. Sin
embargo, no es una condición exclusiva del morenismo. Basta con recordar cuando
a Eruviel Ávila le cambiaron los pilares de su gabinete y hasta la dirección
del partido por órdenes presidenciales, bajo amenaza de perder la gubernatura
que constitucionalmente había ganado.
Ser la más cercana y la
del lenguaje más coloquial, así como guardar sus formas de humildad, no
necesariamente la hacen mejor gobernante que sus antecesores. No obstante que sí
puede marcar una diferencia, lo más trascendente es que cumpla con el cambio de
régimen político prometido.
Hasta ahora, las Mujeres
del Bienestar, la entrega de Títulos de Propiedad y las Caravanas de la
Justicia parecen una continuación del ideólogo Francisco Sarmiento que
instrumentaba la política en el sexenio delmacista. Y eso, en esencia, parece
insuficiente para los más de tres millones de votantes que le dieron el triunfo
el 4 de junio de 2023.
Por ahora, no podemos
comprar el boleto de que vamos rumbo a Dinamarca hasta conocer el proyecto de
reforma constitucional que permita identificar el alcance del cambio de régimen
político pretendido; pero tampoco podemos decir que hemos saltado hacia Venezuela
sólo por el capricho de quienes perdieron espacios de poder que asumían eran eternos
para sus intereses y causas personales o de grupo.
La tenebra
La oposición se ha
desdibujado frente al poder morenista. Salta muy de vez en cuando en
conferencias de medios, pero se desvanece en su toma de decisiones.