La desolación
Por: Francisco Ledesma
Llegar al poder con el respaldo de poco más de 3 millones de votos, no debe ser cosa menor para el ahora gobernador electo Eruviel Ávila Villegas, pero frente a los poco más de 10 millones 500 mil electores mexiquenses, no se puede estar satisfecho más aún, cuando la gran mayoría de la gente que acude a votar lo hace por la coacción de voto, la movilización ciudadana, el asistencialismo social y el clientelismo electoral. El panorama es desolador.
Las cifras de la oposición, aparte de preocupantes, laceran al gasto erogado durante las campañas electorales, frente a un panismo tan raquítico que apenas fue capaz de superar 500 mil sufragios. Mientras que Encinas –con todo y su falta de residencia- cautivó a poco más de un millón de electores.
La mercadotecnia electoral ha superado a las ideologías políticas. Y la propaganda encubierta –a cuesta de gacetillas informativas y entrevistas pactadas- se ha superpuesto al periodismo político. El ciudadano está en la encrucijada de creer lo que en los medios se dice, aunque alejado de la lectura en prensa escrita, y subordinado a escuetos informativos de radio y televisión.
El electorado sufre una profunda desolación, porque hace ya más de una década que votó por un cambio, y las condiciones sustanciales de su entorno no han mejorado. Las cifras macroeconómicas que tanto se presumen no se reflejan en sus bolsillos. El seguro popular, es sólo eso, una herramienta populista que busca paliar su pobreza. La alternancia no resultó tan efectiva como se promulgaba, y el PRI, con sus prácticas de siempre está de vuelta.
El priísmo, ha retomado sus feudos electorales a base de voto duro, y ha cautivado paulatinamente el sufragio de los jóvenes, una generación que creció en medio de la frivolidad foxista, y del cruento calderonismo. A esa circunstancia se suman, jóvenes enfrascados en el estigma de los “ninis”, y que en plena adolescencia atestiguaron que la izquierda es “un peligro para México”, mientras su líder moral daba muestras de intransigencia con un plantón social en pleno paseo de la Reforma. Ese voto se vuelca priísta.
Las viejas generaciones, que se encontraban en el hartazgo, que crecieron en la vivencia de la corrupción, el tráfico de influencias y el partido hegemónico, ve hoy una condición de vida insostenible, y anhela regresar al priísmo –aunque esto signifique retroceder en algunos aspectos de la democracia-. Y ese PRI ha cimentado en un discurso mesiánico, y una figura renovada, esa esperanza de cambio, de “sacar al PAN de Los Pinos” para el 2012.
No todo lo que lacera al país es culpa del panismo, ni todo lo que se piensa favorable en el futuro será posible con el PRI. El sistema político de México ha colapsado. Los intentos por legitimar el poder político –desde la CNDH, el IFE y más recientemente el IFAI- ha palidecido frente a los poderes fácticos que son la verdadera inclinación de las decisiones en el país.
Empresarios, televisoras y sindicatos determinan en el día a día –con presiones hacia los gobiernos- las acciones que más convienen a sus intereses económicos o de grupo. Aunque por ellos nadie votó en las urnas, son esos grupos quienes determinan las decisiones más trascendentes en materia hacendaria, económica, política y social. Se imponen sus opiniones.
Quienes acceden al poder político –lo hacen de la mano de los poderes fácticos- y es en el pago de facturas donde las cosas no caminan, las circunstancias no funcionan, y todos se sujetan a designios superiores, muy por encima de ideologías políticas o plataformas de gobierno.
Lo que ayer padecimos, no sólo en la elección del Estado de México, sino en una realidad que se posiciona desde el triunfo foxista; hoy nos aqueja frente a un electorado cada vez más alejado de las urnas. Mientras los partidos políticos ya se reparten el pastel electoral de 2012.
El tema de todos los días es el presupuesto de egresos. Ese es el mecanismo que han encontrado los partidos políticos para financiar desde sus gobiernos –de manera encubierta- sus campañas electorales, encaminar la compra del voto y lucrar con el asistencialismo propiciado por los tres partidos políticos. El asunto no es cosa menor, frente a un panismo que se aferra al poder, y aspira de forma insistente en perdurar 70 años, tal y como lo hizo el priato.
Sin embargo, sin importar quien acceda al poder –por nombre o por partido- las condiciones son altamente adversas, frente a un crimen organizado creciente, una recaudación fiscal deficiente, un presupuesto discrecional y limitado, una constante lucha del poder político a nivel estatal y una clase política que se entrega y entreguista a quienes les permitan acceder el poder.
La tenebra
Autopista Lerma – Tenango. Longitud: 20 kilómetros. Costo: 40 pesos. Aforo diario: 14 mil vehículos. Utilidad diaria: 560 mil pesos. Utilidad mensual: 16 millones 800 mil pesos. Utilidad anual: 2.04 billones de pesos. Que la concesión haya sido otorgada a la familia Hank para conectar Toluca con Santiago Tiaguistenco y el rancho de Don Catarino, no tiene precio.