El Manual de Maquiavelo 26-01-2024
Francisco Ledesma / Crónica de una derrota anunciada
La burocracia prianista parece muy consciente de la derrota irremediable de la elección presidencial del 2 de junio, en donde la principal víctima será Xóchitl Gálvez; aunque las élites políticas nunca pierden, y están determinadas a perpetuarse en el Poder Legislativo bajo los privilegios que otorgan las posiciones llamadas plurinominales, en las que se han anotado quienes toman las decisiones en las dirigencias partidistas para conformar la simulada oposición de lo que se puede anticipar como el segundo piso de la Cuarta Transformación.
Si existiera una mínima posibilidad de triunfo para el bloque del PRIAN, y dadas las componendas políticas a la que están acostumbrados Marko Cortés y Alejandro Moreno, antes que pensar en convertirse en senadores por los próximos seis años; ellos estarían dispuestos a asumir posiciones determinantes en un futuro gabinete como la Secretaría de Hacienda y Gobernación. Sin embargo, entienden el andamiaje construido por Morena; y el cúmulo de derrotas que ellos apilan con orgullo, por lo que han optado por garantizar su prevalencia en la Legislatura Federal y evitar mayores riesgos políticos.
En esa coyuntura, Ana
Lilia Herrera, Cristina Ruiz y Alejandra del Moral -con todo el empuje del
empoderamiento femenino que implicaría la presidencia de Xóchitl-, la única
explicación razonable para que se hayan acomodado en sitios que les garantizan
su acceso a la tarea legislativa, es que reconocen que la derrota carcome las
estructuras de un partido otrora hegemónico.
Aún más, cuando la carta
de presentación de la actual dirigencia priísta, es quien se asumía hasta hace
un año como invencible, pero que hoy prefiere colgarse de la votación
indirecta. La misma ruta que siguió en 2018, con todo y que era la coordinadora
de evaluación de la fallida campaña de José Antonio Meade.
Si el priísmo estuviera tan
fortalecido como antes, mandaría como candidata al Senado de la República a uno
de los liderazgos femeninos que hoy dominan las decisiones del partido: alguien
cercano a Alito o Del Mazo. Pero no, han otorgado la posición a una eruvielista
de cepa: Brenda Alvarado, que para el día de su registro sólo era acompañada
por su chófer, y entró tan discreta por el estacionamiento, que pasó desapercibida
para la militancia tricolor.
Ese mismo panismo, que
hoy presume tener una candidata presidencial propia; ha elegido que desde la
estructura mexiquense su mayor liderazgo partidista compita en la primera
fórmula senatorial -lo que garantiza convertirse en senador aún en segundo
lugar-, pero que para evitar cualquier sorpresa también ha decidido inscribirse
en la lista de plurinominales a la Cámara Alta, no vaya a volverse una campaña
tan compleja que sean superados por Movimiento Ciudadano, en un relanzamiento
de su rock star Juan Zepeda.
¿Se imaginan a Juan Camilo
Mouriño o a Luis Videgaray inscribiéndose como candidatos plurinominales en las
campañas de Felipe Calderón o Enrique Peña, cuando el triunfo electoral los
llevaría a ser el poder detrás de la silla presidencial? Ellos apostaron desde
el comienzo a ganar, pero el actual bloque opositor tiene su punto de éxito en
obtener una derrota decorosa que les permita beneficiar a los pluris que
vienen más abajo como Aurelio Nuño y Jorge Inzunza.
El prianismo
quiere convencer a los electores de que las encuestas son compradas y falsas;
que están hechas para desestimar la votación, pero las élites políticas no son
capaces de convencerse a sí mismas de esa posibilidad de triunfo, y han
diseñado todo el entramado para que, sin importar el resultado, ellos mismos
prevalezcan seis años más en la dominancia política.
Quienes deben estar más
que satisfechos con el diseño actual del bloque opositor debe ser Morena,
porque desde ahora, Marko Cortés y Alejandro Moreno han entregado la elección,
sin que hayan comenzado las campañas.
¿Volverán a culpar de su
desastroso liderazgo a Alfredo Del Mazo, Omar Fayad y Alejandro Murat? ¿Y la
militancia cuándo pensará en derrocarlos? Quizá para entonces ya no exista ni el
PRI ni el PAN, y habrán logrado su cometido. Serán totalmente exitosos.
La tenebra
Eric Sevilla no apareció
en la lista de diputados federales. En los pluris, los hombres
mexiquenses no alcanzaron sitio, fueron desplazados de principio a fin; y en el
distrito de Lerma ya se le atravesó alguien desde Morelia.