El Manual de Maquiavelo 25-08-2023
Francisco Ledesma / El viraje de gobierno
Todo ajuste a la ley, no
genera cambios automáticos en el ejercicio del poder público. La gobernadora
electa Delfina Gómez ha planteado una reestructura en la conformación de su
gabinete para atender los temas que le parecen prioritarios, pero eso no arroja
de facto que los resultados vayan a cumplir con las expectativas sociales que
se construyeron en su campaña electoral.
Desde esta reorganización
de la administración pública, el gobierno de Delfina Gómez deberá plantear una
readecuación presupuestal que le permita dotar de recursos humanos y económicos
en las áreas que pretende fortalecer: agua deporte, salud; pero de manera indistinta
-porque la materia financiera no se crea por generación espontánea-, eso
implicará debilitar otras dependencias que no están en su agenda de
prioridades. Ahí vendrá una consecuencia institucional.
Una inmediata reducción
de altos salarios, así como la eliminación de gastos en servicios personales,
tampoco parece una solución a su proyecto de gobierno. Para evitar el desgaste de
su capital político, no habrá de proponer nuevos impuestos para allegarse de
mayores recursos. Por tanto, una vía de solución, como ha ocurrido con el
ejemplo de Palacio Nacional, lo mejor será eliminar programas y acciones del
gobierno actual, para destinarlos a nuevos apoyos monetarios que Delfina Gómez
ha comprometido para sus votantes.
Pero más allá de los
cambios cosméticos que pueden significar el renombrar algunas dependencias de
la estructura gubernamental, el viraje más significativo de Gómez Álvarez debe
concentrarse en gobernar con una visión de izquierda, porque el proyecto
político que ganó, obedecía a un planteamiento ideológico.
Eso incluye una política
económica de gran sentido social. Es un tema muy trillado, el considerar al
Estado de México como la entidad de las grandes cifras, y que de facto otorga
números positivos en la creación de empleos. Pero de fondo, lo que prevalece es
una precariedad laboral y una informalidad económica, en cuyos escenarios debe
incidir el impulso de su gobierno.
Las brechas de
desigualdad social son inadmisibles. Lo cierto es que, la entrega de dinero en
efectivo resuelve en la inmediatez, la estadística de ingresos de las familias que
menos tienen, pero se debe incidir en las carencias estructurales, de
educación, alimentación, salud y hasta esparcimiento de quienes viven en las
zonas marginadas: y eso incluye hasta los municipios más urbanizados. En lo
particular, los pueblos originarios deberían ser parte de la agenda de gobierno
en la conservación de su lengua, sus tradiciones y su cosmovisión del universo.
Un enfoque de izquierda implica
reconocer los derechos de las minorías. Sin embargo, Morena ha dado muestras de
administrar su capital político. Más aún cuando tiene por delante la elección
presidencial como prioridad partidista. Desde la Legislatura local se hace
necesario debatir sobre el reconocimiento más amplio de la diversidad sexual, y
la interrupción legal del embarazo.
Para hacer un cambio de
paradigma, se debería concentrar una especial atención a la cultura, la ciencia
y el deporte. Ahí, los postulados morenistas han mostrado desinterés, apatía y
en el peor de los escenarios confrontación. No todo lo visto hasta ahora desde
Palacio Nacional es digno de replicarse; y en la autocrítica, Delfina Gómez
podría considerar un gobierno que cumpla la expectativa social.
Los cambios legales
estarán listos para cuando arranque el gobierno de Delfina Gómez, pero más
importante aún, será reconocer si en el diagnóstico final, la gobernadora
electa está lista para emprender los ajustes que tanto prometió en campaña, y
que fueron las razones de su abrumadora victoria en el estado.
La tenebra
Los cambios más
estructurales, y tan ansiados por el electorado deberán esperar hasta inicios
de 2025; cuando Morena haya asegurado una mayoría en la Legislatura local, y no
tenga por delante la aprobación de su presupuesto, o nuevas elecciones que le
generen un desgaste innecesario.