loader-image
Toluca, MX
11:13 am,
temperature icon
lluvia ligera
Hora Estándar Central

El Manual de Maquiavelo 23-05-2025

Francisco Ledesma / ¿A quién le conviene extender el paro estudiantil?

Más allá de las legítimas demandas del movimiento estudiantil que hoy mantiene el paro en distintos espacios académicos de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex), entre los muchos escenarios que se dibujan en el corto y mediano plazo de la casa de estudios, debe asumirse que -paradójicamente- a quien más conviene la parálisis institucional es al exrector Carlos Barrera Díaz y su equipo de colaboradores, hoy enquistado en la toma de decisiones o en la ausencia de éstas, para no entregar el poder de su autogobierno.

 

El ascenso de Isidro Rogel ha confirmado una estrategia sistemática, porque se trata de un interinato que genera suspicacias e incertidumbre; y siembra un discurso de ambigüedad para no comprometerse con los estudiantes a resolver sus necesidades, pero tampoco muestra firmeza con los universitarios para asumir una conclusión del proceso electivo que dejó pendiente su antecesor.

 

Cuando el conflicto estudiantil escaló tras la sospechosa toma del edificio de rectoría, y ya se había decidido por la declinación de Eréndira Fierro, la mañana del sábado 10 de mayo vino un comunicado signado por una parte del Colegio de Directores, el cual planteaba que “ante la creciente violencia” -en una evidente criminalización de la protesta estudiantil-, la única vía para recuperar la armonía era “la reposición integral del proceso de elección”.

 

Salta a la vista que, el documento fue firmado por los directores más afines al barrerismo incluidos Isidro Rogel Fajardo -a la postre encargado del despacho-; Ulises Velázquez Enríquez, hoy secretario de Rectoría, pero sin aparición pública; los directores infaltables de las Preparatorias; y otros más señalados de hostigamiento como Bárbara Dimas, Fernanda Ballesteros y Juan Carlos Montes de Oca, quienes han ganado notoriedad -negativa- en las últimas semanas.

 

La autonomía ha sido utilizada como escudo de protección para mantener el control político y financiero de la institución. Las acciones ejecutadas por Rogel han tenido nulo avance en el diálogo y la negociación con los estudiantes; mucho menos se ha ocupado de restituir la votación de rectora y dar certeza a las aspirantes para respetar el derecho al debido proceso de la elección.

 

De lo que prontamente se ocupó Isidro Rogel fue de tres elementos clave: sacudirse los espacios que ya no eran de la confianza barrerista; premiar a los actores universitarios más obedientes para mantener el control institucional; y ratificar piezas que a pesar de sus limitaciones o incapacidades han demostrado su obediencia en los últimos meses. Y para que no quepa duda de las huellas del pasado reciente, todo bajo elementos de ambigüedad, opacidad, imposición, complicidad y donde vale más ser leal que tener experiencia o capacidad.

 

La pasividad y lentitud con que se actúa desde el interinato de Rogel deja la impresión que no hay prisa y tampoco voluntad política por atender la protesta estudiantil. Ganan tiempo mientras ajustan los números, las cifras, los expedientes y demás documentos de la gestión saliente de Carlos Barrera. La opacidad alcanza y se extiende a los procesos de entrega – recepción entre Barrera y Rogel, sin poder saber el estado financiero de la institución.

 

El erenderismo no llegó por elección ni por imposición. Alcanzó su pináculo en un efímero interinato que disfruta su momento. Tras la sombra de Barrera y ahora de Rogel, pretende incidir en la toma de decisiones del rectorado universitario, y en la resolución de un proceso electivo que marcado por la inequidad derivó en el paro estudiantil.

 

No hay razones suficientes ni condiciones legales o institucionales para cancelar el proceso electivo, aunque la lógica autoritaria de “yo o ninguna” pretenda instalarse en una narrativa atribuida al movimiento estudiantil bajo la exigencia de anular una votación, la cual debe concluirse y permitir que la comunidad de forma abierta y transparente elija a su primera rectora uaemita.

 

Y sí, por esa coyuntura política, hay elementos de sobra que advierten prácticas dilatorias para mantener el paro estudiantil, mientras el interinato universitario resuelve de a poco lo que le interesa, y no lo realmente importante y urgente.

 

La tenebra

En algún momento y en algún lugar, Carlos Barrera deberá rendir cuentas no sólo financieras, sino también políticas e institucionales por las crisis a la que llevó a la UAEMex al término de su mandato por el capricho de una fallida sucesión.